Hay virtudes tan espaciosas, por lo sublimes, que desbordan los límites de la furiosa envidia.
Claudiano
El verdadero amor comienza siempre sin esperanza; pero en su fluctuar entre la esperanza y el temor flota una especial felicidad.
Adam Oehlenschläger
Cada mujer contiene un secreto: un acento, un gesto, un silencio.
Antoine de Saint-Exupéry
Hay ruedas moviendo ruedas en este pueblo, y fuegos nutriendo fuegos.
Arthur Miller
Si no tiene amigos, no tienes nada.
Billie Holiday
Yo soy católico, pero antes que católico, francés.
Cardenal Richelieu
De la misma manera que ya ha quedado escrita respecto de las alimañas y los reptiles enemigos me parece que hay que obrar respecto de los hombres: matar al enemigo, de acuerdo con las leyes tradicionales en cualquier ordenamiento en el que la ley no lo prohíba.
Demócrito
Podría hacerse a mucha gente feliz con toda la felicidad que se pierde en este mundo.
Duque de Levis
Hay hombres que tienen la cabeza abajo, como las plantas, y que miran con los pies, tal fue la conclusión de nuestra conversación sobre la inteligencia y tuvimos la impresión de escapar durante algunos minutos de la locura de los hombres que comprenden y explican...
Francis Picabia
El odio abiertamente profesado carece de oportunidad para la venganza.
George Bernard Shaw
La mayoría de los hombres emplea la primera parte de su vida en hacer desgraciada el resto de ella.
Jean de la Bruyere
Escúchame bien. Correr aventuras es emocionante, intenso. Pero nada, ¿Me oyes?, nada vale tanto como para dar la vida por ello. Nada. No lo olvides nunca.
Laura Gallego García
Si nuestros padres han concurrido con sus esfuerzos a la conquista del derecho y de la libertad en una gran parte del continente Sud Americano, nosotros tenemos el deber de enseñar y difundir ese derecho.
Leandro Alem
México, tú y yo tenemos una historia de amor, una historia de lazos indestructibles.
Shakira
Como todos los bribones, era un gran detractor del bello sexo.
Walter Scott
Es la función de todo comandante aquella de hacerse odiar por sus soldados, para que cuando acometan una orden en batalla la ejecuten con todo ese odio que reservan para ti, el odio extremo que les lleva a matar... Pero nunca pude imaginar que se pudiera llegar a odiar tanto, tanto odio, que se negaran a obedecer las órdenes de un superior; no se puede odiar tanto, no es posible.
William Faulkner