El peor jefe que nos puede tocar, es un mal hábito.
Cicerón
Aun aquellas proezas que inmortalizó la fama como últimos esfuerzos del celo por el bien público acaso fueron más hijas de la ambición de gloria que del amor de la patria.
Benito Jerónimo Feijoó
Mi gente es morena de piel. Viste de manta blanca y calza huaraches... Se adornan con collares de oro o se ata al cuello un pañuelito de seda rosa. Se mueve despacio, habla poco y contempla el cielo. En las tardes, al caer el sol, canta.
Elena Garro
Yo no me pongo límites, hay muchos que ponen límites; 102 años. ¡No está mal para empezar!
Francisco Ayala
El sexo es hereditario. Si tus padres jamás lo practicaron, es muy probable que tú tampoco.
Franz Joseph Emil Fischer
Me encantaba escribir para los niños, me encantó hablar con los niños acerca de lo que había escrito, no quiero dejar eso atrás.
J. K. Rowling
Me han odiado sin motivo. (Juan 15, 25 citando el Salmo 69, 5: Más numerosos que los cabellos de mi cabeza)
Jesús de Nazaret
Sin libertad de pensamiento, la libertad de expresión no sirve de nada.
José Luis Sampedro
La Moncloa es inhabitable para una familia normal.
José María Aznar
Solamente prosperan las bellas artes en aquellos países en que las mujeres son hermosas y graciosas.
Laurent Angliviel de la Beaumelle
La práctica debe siempre ser edificada sobre la buena teoría.
Leonardo da Vinci
Ojalá los mataran a todos antes de nacer!
Luis Buñuel
No se olvide que para los estadounidenses la reina de Inglaterra es el papa. Nunca los americanos renunciaron a ese papado.
Mohamed Alí Seineldín
No es necesario decir todo lo que se piensa, lo que si es necesario es pensar todo lo que se dice.
Quino
Las nociones de rectitud e ilicitud, justicia e injusticia, no tienen lugar en la guerra.
Thomas Hobbes
Condenando el parasitismo de la Nobleza inglesa y la naciente clase capitalista, Moro describió a los propietarios de profesion, como los zánganos, viven del trabajo ajeno, concretamente del trabajo vivo de los inquilinos, a los que mondan hasta la carne viva.
Tomás Moro