Si ignoras lo que ocurrió antes de que tú nacieras, siempre serás un niño.
Cicerón
Hoy quiero jugar a ser la fuerza del destino.
Amaia Montero
Las verdades importunas no son populares.
Arthur Conan Doyle
No es victoria verdadera sino la que obliga al enemigo a confesar su vencimiento.
Claudiano
El hombre es el mayor enemigo del hombre.
David Hume
Entre los innumerables arroyos que corren por la superficie de la tierra y se precipitan en el mar o se reúnen para formar grandes ríos, éste, cuyo curso vamos a seguir, no tiene nada que particularmente atraiga la atención de los hombres.
Élisée Reclus
Dicen que el cuerpo es como el armario donde se guarda el alma. Está bien. Sin embargo, a veces, el alma es tan grande que el cuerpo, como grano de anís, se guarda en el alma.
Ermilo Abreu Gómez
¿Por qué un niño va a tener que aguantar un escrache en la puerta de su casa?
Felipe González
Todo se mostraba normal, y posiblemente lo fuera, aunque ocurre que, a raíz de un hecho extraordinario, todo lo habitual se vuelve extraordinario e innumerables delitos suelen quedar impunes a causa de un exceso de atención en esos falsos hechos extraordinarios.
Francisco Tario
El cáncer es lo mejor que me ha pasado nunca.
Lance Armstrong
Anímese, querida. Algún día la besaré y a usted le agradará. Pero ahora no. Le ruego que no sea tan impaciente.
Margaret Mitchell
Es querer atar las lenguas a los maldicientes lo mismo que querer poner puertas al campo.
Miguel de Cervantes
Nosotros..., en fin, podríamos ser amigos, ¿no crees? - añadió. También podríamos ser raros ejemplares de una exótica raza de elefantes africanos bailarines -respondió el gato-. Pero no lo somos. Por lo menos -continuó con tono rencoroso, tras clavar una breve mirada en Coraline-, yo no.
Neil Gaiman
Tolerable es el infortunio que es común a muchos.
Séneca
Comenzó por regir su casa, lo que, para la mayor parte de los hombres, no es menos arduo que gobernar una provincia.
Tácito
En política, como en religión, hay devotos que manifiestan su veneración por un santo desaparecido convirtiendo su tumba en un santuario del crimen.
Thomas Macaulay