Johnny es bueno.
Chuck Berry
Un buen retrato es una biografía pintada.
Anatole France
Hombre, hazte esencial: cuando el mundo pase, lo que es del azar caerá; la esencia quedará.
Angelus Silesius
Soy tuyo, madre tierra: me invade el parentesco inevitable y hondo de tu ritmo en mi sangre, porque pese a mi miedo, a mi apego a la vida, hay algo en mis adentros que espera y desespera por regresar a ti...
Elías Nandino
Mi ilusión siempre fue ser actriz, pero no quería tener una sola opción en la vida para no desesperarme demasiado si las cosas no me salían bien.
Elsa Pataky
Envejecer es quedarse solo.
Eugène Marbeau
Nada induce al hombre a sospechar mucho como el saber poco.
Francis Bacon
El luteranismo no tiene sacerdotes, no hay domingos, todos los días son domingo. Marx dice que esa frase de Lutero sonaba muy bien a los capitalistas, que la interpretaban como que todos los días eran laborables.
Gustavo Bueno
Las aspiraciones del ser se contradicen: la desdicha, más la nostalgia siempre lo lleva por el camino.
Ji Hu
Un mundo de gran dolor y tristeza. A pesar de los cerezos en flor.
Kobayashi Issa
Sólo mediante la repetición de actos buenos y nobles es posible lograr la adecuada formación moral que caracteriza siempre a la buena educación.
Ludwig B. Henz
A veces, las cosas más sencillas y normales podían convertirse en acontecimientos extraordinarios, simplemente si las llevaban a cabo las personas adecuadas.
Nicholas Sparks
Maldecid a los descontentos, vosotros los que amais la estabilidad del hongo; el descontento es el nervio más poderoso del progreso.
Práxedis G. Guerrero
Nuestra raza y nuestra descendencia nos habitan sin que las veamos.
Rafael Barrett
De por sí toda obra de arte busca la identidad consigo misma, esa identidad que en la realidad empírica, al ser el producto violento de una identificación impuesta por el sujeto, no se llega a conseguir. La identidad estética viene en auxilio de lo no idéntico, de lo oprimido en la realidad por nuestra presión identificadora.
Theodor Adorno
Tienen mi paz los humildes y mansos de corazón.
Tomás de Kempis