Pienso que es como elogio. Jay Mohr lo hace en frente mío todo el tiempo. Tengo otro amigo que me imita en su contestadora telefónica. Cuando lo llamo, me escucho a mí mismo.
Christopher Walken
He aprendido a no desdeñar lo que creen los demás, por raro que parezca. Procuro mantener un criterio abierto, y no son las cosas ordinarias de la vida las que podrían cerrármelo, sino las cosas extrañas, las cosas extraordinarias, las que le hacen dudar a uno si estará loco o en su sano juicio.
Bram Stoker
El amor no existe, es un invento de las noches de borrachera.
Chavela Vargas
Los dentistas, como los toreros, se pasan la vida pinchando en hueso.
Enrique Jardiel Poncela
De nada sirve ser joven no siendo bella, ni ser bella sin ser joven.
François de La Rochefoucauld
Todas las épocas decadentes son subjetivas y por contra todas las épocas de progreso son objetivas.
Goethe
Fue poco a poco haciéndose reservado y triste; sintió anublado su espíritu por las sombras que la soledad engendra, y sólo halló para sus pensamientos puerto de refugio en la esperanza del porvenir.
Jacinto Octavio Picón
Un cuerpo débil debilita al espíritu.
Jean-Jacques Rousseau
Jamás fueron tibios los genios, los santos y los héroes.
José Ingenieros
El silencio irrita al policía que efectúa la detención. Está obligado a decirte que tienes derecho a guardar silencio, pero le pone furioso que hagas uso de ese derecho.
Lee Child
La humanidad no puede liberarse de la violencia más que por medio de la no violencia.
Mahatma Gandhi
Las lágrimas que no se lloran, ¿esperan en pequeños lagos?, ¿o serán ríos invisibles que corren hacia la tristeza?
Pablo Neruda
Sabes que el amor se nos alborota, libre como las gaviotas que hasta el corazón vuela al son, es el firmamento que ven dos locos que se miran a los ojos y del corazón brilla el sol.
Rosana
El que sabe corresponder a un favor recibido es un amigo que no tiene precio.
Sófocles
El amor es como la fiebre: brota y aumenta contra nuestra voluntad.
Stendhal
Hay algo sagrado en las lágrimas. No son señal de debilidad sino de poder. Son las mensajeras de una pena abrumadora y de un amor indescriptible.
Washington Irving