No quiero sonar nostálgico, pero en algún punto de sus vidas, toda persona tiene un amigo al cual quiere y por el cual se preocupa mucho. Esa persona es tan cercana y querida que puedes compartir con él, cosas que no puedes hacer con nadie más. Por ejemplo, puedes llamar a ese amigo y reírte con él por teléfono desde cualquier chiste al límite de la carcajada demente.