Por casualidad comencé a actuar como una profesión: en 1946, después de la guerra, estaba almorzando con mi primo, que era el embajador de Italia, y me preguntó: ¿Qué vas a hacer ahora que estás sin uniforme? Yo dije, soy bastante ingenioso, y puedo imitar a la gente, y él dijo: ¿Has pensado en ser actor?.