Tú careces de lo que otros tienen, y éstos están faltos de lo que tú posees; de esta imperfección surge la sociedad.
Christian Furchtegott Gellert
El dinero es el único poder que nunca se discute.
Alejandro Dumas
Habría querido terminar mi diario sin la confesión de un amor prohibido. Por lo menos, quería que mi amor incestuoso quedara sin escribir.
Anaïs Nin
La mujer espera y espera, todo en vano. Y no pregunta por qué espera, ya que teme más la respuesta que la espera.
Elfriede Jelinek
Los medios de información masiva, el monopolio de muchos recursos técnicos, y los cuantiosos fondos destinados a engañar y embrutecer a las masas, constituyen sin duda obstáculos considerables, pero no invencibles.
Fidel Castro
Debemos obrar, no para ir contra el destino, sino para ir delante de él.
Friedrich Hebbel
Se parecen ellos a los exaltados; pero lo que los exalta no es su corazón, sino la venganza. Y cuando se vuelven finos y fríos no es su espíritu, sino la envidia.
Friedrich Nietzsche
¿Eres esclavo? En tal caso, no puedes ser amigo. ¿Eres tirano? En tal caso, nadie puede ser amigo tuyo.
Tal vez aprender a manejar la máquina del atrevimiento, para viajar instantáneamente a los límites de la vida inmediata, para fundar de vez en cuando un breve paraíso sin porvenir ni pasado, sin el doble chantaje de la nostalgia y del miedo.
H. G. Wells
Que tontos son aquellos que se alejan de lo que es real, verdadero y duradero y en cambio persiguen las formas fugaces del mundo material, formas que son simples reflejos en el espejo del ego.
Han Shan
Zeus no presta su ayuda a los embusteros.
Homero
Una idea obsesiva siempre parece una gran idea, no por ser grande, sino porque llena todo el cerebro.
Jacinto Benavente
Apreciad al que os aconseja y no al que os alaba.
Nicolás Boileau
La gente a la que se honraba en La Biblia eran los falsos profetas. Aquellos a quienes nosotros llamamos los profetas era a quienes se encarcelaba y mandaba al desierto, y de allí en más.
Noam Chomsky
Ya no puedo creer en nada, aunque sea increíble.
Oscar Wilde
Esto prometo: ejercer mi medicina y no apartarme de ella mientras Dios me consienta ejercerla, y refutar todas las falsas medicinas y doctrinas. Después, amar a los enfermos, a cada uno de ellos más que si de mi propio cuerpo se tratara. No cerrar los ojos, y orientarme por ellos, ni dar medicamentos sin comprenderlo ni aceptar dinero sin ganarlo.
Paracelso