La política hace extraños amantes.
Charles Dudley Warner
La nación es más fuerte por la unidad de sus hijos y los miembros de la familia que por su poderío militar.
Abraham Lincoln
Mientras usted viva, debajo de este techo, y en estas cuatro paredes, ¡¡¡¡SE HACE LO QUE YO DIGA CARAJOO!!!!!
Andrés López
¿Qué va a suceder si busco siempre lo que ayer dejé?
Beto Cuevas
Tal vez la soledad es buena compañía.
Blanca Miosi
Los docentes trabajan cuatro horas por día y tienen tres meses de vacaciones.
Cristina Fernández De Kirchner
No basta ser bueno: es necesario también parecerlo, por acatamiento a la sociedad, por consideración a sí mismo y por respeto a la verdad.
Fernán Caballero
Para mí, la vida es como una posada del camino, donde debo demorarme hasta que llegue la diligencia del abismo.
Fernando Pessoa
Pensamos según nuestra naturaleza, hablamos conforme a las reglas y obramos de acuerdo con la costumbre.
Francis Bacon
Al empezar el diluvio andaban todos alegres, diciéndose unos a otros ¡qué buen año será éste!
Francisco Rodríguez Marín
No hay mejor garantía que un hombre cuya lealtad puede comprarse con dinero.
Frank Langella
No te hagas el duro, es un mundo libre, lo único que tienes que hacer es enamorarte y jugar el juego del amor.
Freddie Mercury
El caballo pasea con arrogancia dentro de la pista, como una hermosa en el salón del baile. Sabe que es bello y sabe que le miran. Y el caballo puede matar a su jinete en el steeplechase, como la dama, por casta y angelical que os parezca, puede también poner en vuestra mano el vibrante florete del duelista o el revólver del suicida. Todo amor da la muerte.
Manuel Gutiérrez Nájera
Mienten los padres que intentan hijos a medida, torpe el hijo que reniega lo que hubo detrás.
Miguel Abuelo
Jugó al béisbol con gran pasión. Esa pasión solo podía ser igualada con su compromiso de hacer una diferencia en los menos afortunados. La gente consideró a Roberto como un gran pelotero y por ser muy compasivo. Era también un gran padre, esposo, compañero y amigo.
Roberto Clemente
Abrid escuelas para cerrar prisiones.
Victor Hugo