La humanidad tiende a incrementarse a una tasa más grande que sus medios de subsistencia.
Charles Darwin
Antes que toda otra cosa la preparación es la clave para el éxito.
Alexander Graham Bell
Ella vive en mí y no morirá sino a mi muerte. Es lo que hemos amado en la discontinuidad y en la dispersión de la vida lo que amaremos en la unidad, en la pureza, en la simplicidad de una memoria fiel.
Anatole France
Esta mujer será mi esposa algún día.
Aristóteles Onassis
Los gastos que hagas que sean únicamente para el bien ajeno o para el vuestro: es decir, no disipéis nada.
Benjamin Franklin
Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre aquel que amó, vivió, murió por dentro y un buen día bajó a la calle: entonces comprendió y rompió todos sus versos.
Blas de Otero
El egoísmo es la esencia misma de un alma noble.
Friedrich Nietzsche
... estoy seguro, no podrás aborrecer nunca a quien tanto te ha idolatrado.
Goethe
Todo en las mujeres es corazón; hasta la cabeza.
Jean Paul
Lo que más me ha impresionado de este siglo XX que finaliza es la estupidez y brutalidad humanas.
José Luis Sampedro
Lo que sucede en Occidente es que no hay límite entre el interés del Estado y el interés Comercial. Los bordes de el estado, cómo resultado de la privatización, están fusionados y confundidos con los límites de las compañías.
Julian Assange
Bajo las flores del cerezo pulula y hormiguea la humanidad.
Kobayashi Issa
El amor encontrará su camino, incluso a través de lugares donde ni los lobos se atreverían a entrar.
Lord Byron
Si el rango y el dinero vienen acompañados del amor y la virtud, los aceptaría agradecida y gozaría con vuestra buena fortuna; pero sé por experiencia cuánta felicidad real se encuentra en una casa pequeña, donde se gana el pan diario y algunas privaciones dan mayor dulzura a los pocos placeres.
Louisa May Alcott
Nada que hacer para el más débil, al ver que sus iconos solo caen como colillas, por preferir morir de pie que vivir de rodillas.
Nach
No había más que darle un toquecito ligero en la espalda de vez en cuando. Y cuando se daba la vuelta movía el trasero a saltitos de una manera graciosísima. Me encantaba. De verdad. Para cuando volvimos a la mesa ya estaba medio loco por ella.
Salinger