Los mayores inventos del hombre son la cama y la bomba atómica: el primero te aísla y el segundo te ayuda a escapar.
Charles Bukowski
Para mí la adopción de hijos por homosexuales no es una cuestión moral, sino científica. En lo que todos estamos de acuerdo es que hay que proteger al menor, y, de momento, nadie en el mundo ha dicho que los niños tengan las mismas condiciones dependiendo de quién los adopte. Ahí tienen la palabra los científicos.
Ana Botella
La síntesis espiritual de un país es su arte.
Ángel Ganivet
El hombre noble debe ser tardo en el hablar y rápido en el obrar.
Anónimo
No quiero decir nada, pero mis espías anuncian lluvia en una vuelta.
Antonio Lobato
Hay quien, en ciertos momentos, desearía una conciencia inquieta para aburrirse menos.
Friedrich Hebbel
Víctima del desorden que impide el desarrollo de mi mundo, no me lamento de esto ni lo otro. Sufro, velo y trabajo como si cada noche tuviera que morirme, porque debo ganarme la vida para siempre.
Gonzalo Rojas
Todo es dulce y suave... Y tiene el color de las cosas de Italia.
Henry James
El parto de los montes, un ridículo ratón.
Horacio
Es curioso observar cómo Jesús, que habla constantemente del "reino de Dios", no llama a Dios "rey", sino "padre".
José Antonio Pagola
El amor a la propia patria debe reflejarse en el respeto a las otras.
José Ingenieros
¡Pobres reyes! Siempre dan con tontos o con traidores.
José Zorrilla
El infierno está aquí, entre nosotros. Detrás de cada pared, de cada ventana. Es el mundo detrás del mundo.
Keanu Reeves
Nadie, gracias a Dios, es idéntico a otro a pesar de lo mucho que los socialistas intenten pretender lo contrario. Creemos que todo ser humano tiene el derecho a ser desigual, pero igualmente digno e importante.
Margaret Thatcher
El gesto contrariado, la mirada perdida, ponían en su rostro una mezcla de cobardía y temor.
Mary Shelley
En el andén del tren del purgatorio preguntan quién quiere alquilarse un dormitorio en el vagón de la clase ejecutiva donde Dios, el Diablo y sus mortajas juegan los dos tu futuro a las barajas.
Ricardo Arjona