¡La fuerza de la indiferencia! es la que permitió a las piedras perdurar inmutables durante millones de años.
Cesare Pavese
No es sabio el que se condena por culpa que otro merece.
Alonso de Barros
Cuando se es amado, no se duda de nada. Cuando se ama se duda de todo.
Colette
No podemos luchar contra el futuro. El tiempo está de su parte.
Edmund Burke
Nadie puede herirte sin tu consentimiento.
Eleanor Roosevelt
Yo creo que los muertos reposan en sus tumbas, pero, sin embargo, no se debe hablar de ellos con esa frivolidad.
Emily Brontë
Todos saben bien que no se debe hablar apenas de la mujer propia, pero ignoran que todavía se debería hablar aun menos de sí mismo.
François de La Rochefoucauld
La peor enfermedad es el aburrimiento.
Freddie Mercury
La palabra es como un rodillo laminador que alarga siempre los sentimientos.
Gustave Flaubert
La mejor herencia que se le puede dar a un niño para que pueda hacer su propio camino, es permitir que camine por sí mismo.
Isadora Duncan
Ah, ah. No releas, Paul. Eres muy joven, y aquellos que releen tienden a llenarse de la sabiduría inadecuada antes de tiempo. Ahora tienes que leer, leer todo lo que puedas, lo más heterogéneo posible. Sólo cuando llegas a mis años sabes que aquello que relees no es una pérdida de tiempo.
Juan Gómez-Jurado
Si encontráramos la manera podríamos vivir mil veces más de lo que estamos viviendo por culpa de los relojes, de esa manía de minutos y de pasado mañana.
Julio Cortázar
De mi formación cristiana he obtenido mis ideales y de Gandhi la técnica de la acción.
Martin Luther King
Vengo a proponerles un sueño: reconstruir nuestra propia identidad como pueblo y como Nación; vengo a proponerles un sueño que es la construcción de la verdad y la Justicia; vengo a proponerles un sueño que es el de volver a tener una Argentina con todos y para todos. Estoy convencido de que en esta simbiosis histórica vamos a encontrar el país que nos merecemos los argentinos.
Néstor Kirchner
El secreto de la educación está en el respeto al discípulo.
Ralph Waldo Emerson
Princesa, cuyos conocimientos y crímenes merecen un elevado lugar en mi imperio, bien hacéis en emplear el tiempo que os resta; pues las llamas y los tormentos que se apoderarán pronto de vuestro corazón os mantendrán bastante ocupada.
William Beckford