Es hermoso escribir porque reúne las dos alegrías: hablar uno solo y hablarle a la multitud.
Cesare Pavese
El cielo acostado, detuvo el tiempo en el beso, y ese beso a mí en el tiempo.
Amaia Montero
Cuando leo que Plinio el Viejo leía o hacía que le leyesen continuamente, en la mesa, en los viajes, en el baño, la pregunta que a mí me importuna es ésta: ¿Pero es que ese hombre tenía una carencia total de pensamientos propios que era preciso estar insuflándole sin interrupción pensamientos ajenos?
Arthur Schopenhauer
Es imposible ser un buen poeta sin ser un buen hombre.
Ben Jonson
En las vidas de todos nosotros hay días que desearíamos borrar del libro de nuestra existencia.
Elizabeth Gilbert
La estadística es una ciencia que demuestra que, si mi vecino tiene dos coches y yo ninguno, los dos tenemos uno.
George Bernard Shaw
El sabio es quien quiere asomar su cabeza al cielo; y el loco es quien quiere meter el cielo en su cabeza.
Gilbert Keith Chesterton
El arte es la contemplación del mundo en estado de gracia.
Hermann Hesse
Yo no tengo tribulaciones, dispongo de dinero como un rentista, no tengo jefe, ni mujer, ni hijos; existo, eso es todo. Y esta tribulación es tan vaga, tan metafísica, que me da vergüenza.
Jean-Paul Sartre
Y la Humanidad no quiere pastores o guías, sino faros, antorchas o postes señaladores del camino; y esos postes, esas antorchas y esos faros deben salir de las multitudes mismas, rejuvenecidas y curadas de sus errores seculares.
Manuel González Prada
Nunca llames piva a una mujer.
Margot Robbie
¿Por qué escuchar a los que se burlan... cuando, con la misma oreja, puede escuchar la voz de Dios?
Max Lucado
El espíritu humano saldría, tal vez, ganancioso, si todos los escritores de segunda fila desapareciesen.
Ralph Waldo Emerson
Donde ello era yo allí devendré.
Sigmund Freud
Lo más importante en una operación militar es la victoria y no la persistencia. Esta última no es beneficiosa. Un ejército es como el fuego: si no lo apagas, se consumirá por sí mismo.
Sun Tzu
Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas -la elección de la actitud personal que debe afrontar frente al destino- para decidir su propio camino.
Viktor Frankl