Los delitos deben ser calificados según el daño infligido a la sociedad.
Cesare Beccaria
¿Qué cosa puede haber más afrentosa que ser huéspedes toda nuestra vida?
Alonso de Ercilla
La causa de la risa no es otra cosa que la súbita percepción de la ignorancia entre un concepto y el objeto real.
Arthur Schopenhauer
La verdad de la realidad no es lo ya hecho; eso es sólo una parte de la realidad. si no nos volvemos a lo que está haciéndose y a lo que está por hacer, se nos escapa la verdad de la realidad.
Ignacio Ellacuría
En la maldad humana hay un orden: crece gradualmente.
John Fletcher
La religión es para las personas sin razón.
Józef Pilsudski
Ese sol es el mismo de ayer, pero vos podes ser alguien nuevo cada día. Amigo, no dejes que te haga bolsa los cambios de la palanca la caja del corazón. Si el mundo da vueltas en torno a un eje no lo imites que te vuelve aburrido como él.
Miguel Cantilo
Quizás fue su capacidad para sorprender lo que me deslumbró de ella, lo que a lo largo de los años me mantuvo tenazmente enamorado de ella.
Miguel Delibes
Lo primero que oí cuando aún estaba en la cuna fue la palabra genio murmurada en mi oído. ¡Por eso no se me ocurrió pensar que lo era hasta que fui un hombre adulto!
Orson Welles
Afronta tu camino con coraje, no tengas miedo de las críticas de los demás. Y, sobre todo, no te dejes paralizar por tus propias críticas.
Paulo Coelho
Lo que no sé, tampoco creo saberlo.
Platón
Más que nada, me gustaría ser un viejo con cara de bueno, como Hitchcock o Picasso.
Sean Connery
Acomodarse con la pobreza es ser rico. Se es pobre, no por tener poco, sino por desear mucho.
Séneca
Esa es la inversión más poderosa que está a nuestro alcance en la vida: la inversión en nosotros mismos, en el único instrumento con que contamos para vivir y realizar nuestra aportación.
Stephen Covey
Una gran democracia debe progresar o pronto dejará de ser o grande o democracia.
Theodore Roosevelt
¿Sabes cuál es el animal más peligroso del zoológico? Había una flecha que señalaba una pequeña cortina. Tantas eran las manos curiosas e impacientes que tiraban de ella que cada dos por tres teníamos que cambiarla. Detrás de la cortina había un espejo.
Yann Martel