Todo es mortal. Todo es inmortal.
César Fernández García
Amigo mío no pretendo herirte, pero tengo que decirte la verdad.
Axel Fernando
Para gobernar se precisa firmeza, pero también mucha flexibilidad y paciencia.
Enrique Lacordaire
Amar es entregarse totalmente sin esperar, la menor recompensa; es vivir bajo un sol extraño al que se siente terror en alcanzar.
Honoré de Balzac
No hago planes por anticipado.
Humphrey Bogart
La noche ha prendido sus claros diamantes en el terciopelo de un cielo estival.
Jacinto Benavente
Mi propósito en la vida no incluye el anhelo de encandilar a la sociedad.
James Dean
Si vuestra causa es buena, poneos de acuerdo; si es mala, litigad.
Jean-Jacques Rousseau
... porque sólo la fase superior de desarrollo del capitalismo, la gran industria mecanizada, crea las condiciones mecanizadas, crea las condiciones materiales y las fuerzas sociales necesarias para esta lucha.
Lenin
Facebook es ya el tercer país más grande del mundo, si consideramos su población, por lo que es capaz de mover más información que cualquier gobierno.
Mark Zuckerberg
Me atrevo a cambiar la frase de Voltaire para decir que, preferiblemente, si dios realmente existiera, sería necesario abolirlo.
Mijaíl Bakunin
Frente a una sociedad dinámica en transición, no admitimos una educación que lleve al hombre a posiciones quietistas, sino aquellas que lo lleven a procurar la verdad en común, oyendo, preguntando, investigando.
Paulo Freire
Los poetas tienen cien veces mejor sentido que los filósofos. Buscando la belleza encuentran más verdad que ellos.
Petrus Jacobus Joubert
Llamamos piadosas a las personas que hablan a Dios, y locas a aquellas a quienes Dios habla. La transmigración de Timothy Archer, 1.982, Ed. Edhasa, Barcelona, 1.984, p. 113.
Philip K. Dick
Los socialistas tienen la idea de que hacer ganancias es un vicio, y yo creo que el verdadero vicio es el no procurar evitar las pérdidas.
Winston Churchill
Como el ave fénix, el socialismo que renace de cada pila de cenizas dejado día tras día, por los sueños humanos quemados y esperanzas carbonizadas.
Zygmunt Bauman