La pregunta; ¿Qué proviene en lo que conocemos, del observador (nosotros) y que proviene de lo qué es?. Esta pregunta no tiene respuesta ni nunca la tendrá.
Castoriadis
Las parodias y las caricaturas son las más drásticas de las censuras.
Aldous Huxley
En muchos casos, al profesional de Bolsa le está prohibido volver la vista para mirar las antiguas cotizaciones: podría pasarle como a la mujer de Lot.
André Kostolany
En los tiempos sombríos, ¿se cantará también?. También se cantará sobre los tiempos sombríos.
Bertolt Brecht
Hemos preparado a los hombres para pensar en el futuro como una tierra prometida que alcanzan los héroes, no como lo que cualquiera alcanza a un ritmo de sesenta minutos por hora, haga lo que haga.
C. S. Lewis
Si los extraterrestres existen, ¿Dónde están?
Enrico Fermi
La coquetería no excluye la virtud, así como el exterior grave y solemne no excluye el vicio.
Ignacio Manuel Altamirano
Mi esposa es mi más fiel y sigiloso confidente en todos mis pasos, valen más nuestras mujeres que nuestros hombres para la revolución.
José Miguel Carrera
Prestad siempre atención al que más desbarra sobre asuntospolíticos, y conoceréis la opinión de la mayoría.
Joseph Pelet de la Lozère
El único mal que vislumbro, consiste en desanimar a las personas que quieren mejorar, a causa del miedo a perder nuestra supuesta superioridad.
Lisa Kleypas
¡Ah hototogisu! ¡Agranda aún más mi soledad!
Matsuo Basho
Somos menos libres ahora. Absolutamente.
Melanie Olivares
... el príncipe tiene que elegir de entre todos los animales a la astucia del zorro y la fuerza del león...
Nicolás Maquiavelo
Desde la edad de seis años, la mujer no crece más que en dimensiones.
Severo Catalina
El escritor no está impulsado a obrar por un apremio semejante, disfruta de una libertad total y solo cierra con el lector unos tratos tácitos, instigándole a que suponga... a que crea... a que tome por buena moneda.
Stanisław Lem
Yo sufro el trance de la muerte con los moribundos, y cobro nueva vida con los niños recién nacidos; no estoy limitado por mi sombrero y mis zapatos.
Walt Whitman