Hay que cuestionar lo dado, esa es la función del saber.
Castoriadis
Esto es la matanza de Texas; todo lo mismo.
Alberto Chicote
Alimento mis defecto, no quiero ser perfecto.
Alejandro Sanz
No ha y nada en este mundo que no suponga una fascinación.
Brad Pitt
Los filósofos, en la actualidad, son muy aficionados a la crítica en lugar de estudiar y comprender las cosas por dentro.
Edmund Husserl
Nuestra vida personal es cien veces más detallada, larga y valiosa que la de los salvajes, porque es cien veces más rico en intereses, experiencias y placeres.
Ernst Haeckel
El hombre no cambia aun cuando cambien sus hábitos y las palabras de su lengua.
Fernando Sánchez Dragó
En la vida, si uno quiere entender, entender realmente cómo están las cosas de este mundo, tiene que morirse por lo menos una vez.
Giorgio Bassani
No debemos despreciar nada. La felicidad es una búsqueda. Debe involucrar la experiencia y la imaginación.
Jean Giono
Hace tiempo que me he consagrado a defender los derechos de la raza negra, a la que amo en Jesucristo que es el mejor y más desinteresado amor.
Jerónimo Usera
Nos consolamos de nuestras incapacidades afirmando que somos capaces de todo cuando nos lo proponemos.
Jules Renard
Ya no soy un ser humano, ¡Todo vive! ¡No existe la nada!... No lo comprende nadie más que yo, el más vil de los gusanos, que, encumbrado por el sufrimiento más inaudito, ha alcanzado la cordura a través de la locura.
Ladislav Klíma
Siempre hay alguien sometiendo a otro, o invadiendo a otro, o matando a otro. Todo se muda, se reescribe y se transforma según las conveniencias. Cada cual mira los acontecimientos desde su esquina, con el rostro vuelto hacia la pared para no ver lo que no quiere.
Matilde Asensi
En este mundo no hay verdad alguna, sino simulacros vanos y sombras que pasan. La verdad es Dios eterno...
Miguel Servet
Mi corazón es joyero de tu beso, dijo la nube de ocaso al Sol.
Rabindranath Tagore
Y cuando la montaña de la vida nos sea dura y larga y alta y llena de abismos, amar la inmensidad que es de amor encendida ¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!.
Rubén Darío