Solamente preservando nuestras energías autóctonas, nuestra capacidad creadora, es como podremos contribuír a la civilización universal incorporando a ella nuestras creaciones inéditas.
Castelao
La felicidad es tanto mayor cuanto menos la advertimos.
Alberto Moravia
La cólera que se siente contra una persona, por violenta que sea, cesa cuando se toma venganza de otra.
Aristóteles
La libertad económica ha hecho más por reducir la pobreza que ninguna otra política. El desastre del colectivismo en el mundo ha probado que el gasto como única medida sólo lleva a la quiebra.
Daniel Lacalle Fernandez
Tiempos hubo en el que el alma despreciaba el cuerpo.
Friedrich Nietzsche
Entre todos los pueblos, fueron los griegos quienes más bellamente soñaron el sueño de la vida.
Goethe
Como enjambre de abejas irritada se un oscuro rincón de la memoria salen a perseguirnos los recuerdos de las pasadas horas.
Gustavo Adolfo Bécquer
Técnicamente no soy muy bueno, pero puedo hacer aullar y mover una guitarra.
John Lennon
La gente piensa que los Beatles saben lo que está pasando. No. Sólo lo estamos haciendo.
Una de mis grandes características ha sido quizá la inconsciencia; gracias a eso todavía ahora miro hacia delante como si me faltaran treinta o cuarenta años de existencia.
Manuel Mujica Láinez
Un lenguaje de programación representa un computador abstracto capaz de entender los términos utilizados en ese lenguaje, que pueden ser más abstractos que los de los objetos utilizados por la máquina real.
Niklaus Wirth
Un largo tramo de camino te enseñará más sobre ti mismo que cien años de silenciosa introspección.
Patrick Rothfuss
Es que quiero sacar de ti tu mejor tú. Ese que no te viste y que yo veo, nadador por tu fondo, preciosísimo.
Pedro Salinas
En la historia y en la vida, uno a veces parece entrever una ley feroz que dice: que al que tiene, se le dará, al que no tiene, le será quitado.
Primo Levi
La educación (la educación continuada, que sin cesar pule y amplía la mente) es una renovación mental vital.
Stephen Covey
Los jardines se extendían oscuros bajo la noche, pero los ruiseñores ya habían empezado a cantar. Vasijas con incienso, ardían en todos los rincones de los salones y el aire cálido estaba cargado con un aroma que vencía incluso al de las flores que se alzaban en los grandes jarrones chinos.
Taylor Caldwell