Yo creo que es bastante más difícil conquistar a los niños, porque ellos leen un libro y si no les gusta lo tiran, es decir, no leen por esnobismo. Un niño no se leería como se lee un adulto el Ulises. Un adulto se aburre, pero debe seguir adelante porque hay que leer el Ulises para no ser un inculto. Por lo tanto, el público infantil es mucho más exigente.