Nada es justo. A lo máximo que se puede aspirar es a que sea lógico. La justicia es una rara enfermedad en un mundo por lo demás sano como un roble.
Carlos Ruiz Zafón
Los políticos totalitarios exigen obediencia y conformidad en todas las esferas de la vida, incluso, por supuesto, la religiosa. Su propósito es utilizar la religión como instrumento de consolidación social, como una contribución a la mayor eficiencia militar del país. Por este motivo, la única clase de religión que fomentan es estrictamente antropocéntrica, excluyente y nacionalista.
Aldous Huxley
Para tener más hay que desear menos.
Anónimo
No existen sueños imposibles. Mientras se destierre del corazón toda gana de fracasar.
Arcángel
Es dicho de dormilones que por mucho madrugar no amanece más temprano.
Baltasar Gracián
Defendamos el derecho a la objeción de conciencia de los individuos y las instituciones, promoviendo la libertad y el respeto de todos.
Benedicto XVI
Hay cosas que durante largo tiempo evitamos decir, mas que, una vez dichas, no cesamos de repetir.
Benjamin Constant de Rebecque
Religión sin filosofía es sentimentalismo o fanatismo y filosofía sin religión sólo es especulación mental.
Bhaktivedanta Swami Prabhupada
Después de las riquezas tienen en mucho la nobleza que llaman de linaje. (¡oh, nombre vano y de burla si no te acompaña virtud!)
Erasmo de Róterdam
Los esposos están tan mezclados el uno al otro, tan confundidos, que las leyes ordinarias del amor ya no se refieren a ellos.
François Mauriac
El kayak sueña con un mar abierto, sin hielos.
Halfdan Rasmussen
Los recuerdos son tramposos, y más cuando uno está lejos.
Javier Cámara
El mundo se está convirtiendo en una caverna igual que la de Platón: todos mirando imágenes y creyendo que son la realidad.
José Saramago
Soy cazador y no persigo más que lo que huye de mi de El Cazador.
Nacho Vegas
¿Quién cojones es Justin Bieber?
Ozzy Osbourne
Y de nuevo volvió a sentir que la vida volvía a tener suficiente fuerza para arrastrarla y hacerle reemprender sus tareas, de la misma manera que el marinero ve, no sin cierto tedio, cómo el viento vuelve a henchir su vela pero no siente el deseo de irse otra vez, y piensa que si el barco se hundiera, bajaría con él girando y girando hasta encontrar descanso en el fondo del mar.
Virginia Woolf