La Logosofía cuenta con dos fuerzas poderosas que, al unirse y hermanarse, llevan al hombre a cumplir los dos fines de su existencia: evolucionar hacia la perfección y constituirse en un verdadero servidor de la humanidad. Una de esas fuerzas es el conocimiento que brinda a la mente humana; la otra, el afecto que enseña a realizar en los corazones.