Mientras más cristiano es el consciente de uno mismo, más paganamente se comporta el inconsciente.
Carl Gustav Jung
Su principal contribución sería su demostración de que todavía es posible ser un erudito en el siglo XX.
Abdus Salam
Quienes piden lógica a la vida se olvidan de que es un sueño. Los sueños no tienen lógica.
Amado Nervo
El que antes de su muerte ha plantado un árbol, no ha vivido inútilmente.
Anónimo
Los errores más costosos de las operaciones de guerra psicológica siempre son los que se cometen por desconocer la forma de pensar del enemigo.
Daniel Estulin
El poder analítico no debe confundirse con el simple ingenio, porque mientras el analista es necesariamente ingenioso, el hombre ingenioso está con frecuencia notablemente incapacitado para el análisis.
Edgar Allan Poe
La iglesia se había convertido en una tumba donde cuarenta y siete cadáveres reducidos a piel y manchas llevaban cinco años tirados en el suelo de hormigón, aunque no en el mismo lugar donde los habían matado con Kalashnikovs o a machetazos.
Elmore Leonard
La misma deshonra cabe a las mujeres sin pudor que a los hombres sin valor.
Émile Augier
El niño ve lo que somos a través de los que queremos ser; de ahí viene su reputación de fisonomistas.
Henri-Frédéric Amiel
Los placeres del mundo son nuestro único alimento. La última gota nos mantiene todavía vivos.
Jean Giono
El físico de la mujer todavía es catalogado por la mirada inseminadora que anida en el inconsciente de los jefes.
Manuel Vicent
Goza del presente y olvida que un futuro queda más allá.
Matthew Gregory Lewis
Las culturas de empresas con como las culturas de países. No intentes cambiarlas. En su lugar, intenta trabajar con lo que tienes.
Peter F. Drucker
La tragedia de un ser era la victoria de otro. Así son todas las demás cosas del mundo -se decía Lope, con ánimo ligero- y hay que andar alerta y madrugar.
Ramón J. Sender
La vida me obliga a hacer algo, por eso pinto.
René Magritte
Hombres necios, que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis. Si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien, si las incitáis al mal?
Sor Juana Inés de la Cruz