En los triunfos anida siempre el cauteloso germen de la derrota.
Camilo José Cela
¡Qué insensatez! ¡Responder de otro hombre cuando los más juiciosos, los que Dios considera como los mejores, no se atreven a responder de sí mismos!
Alejandro Dumas
Por hambre yo entiendo esa falta espantosa de todo el ser, ese vacío atenazador, esa aspiración no tanto a la utópica plenitud como a la simple realidad: allí donde no hay nada, imploro que exista algo.
Amélie Nothomb
Los libros nos llevan por rutas ilusorias y nos hacen vivir demasiado aprisa; vivimos anticipadamente.
Armando Moock
En la Ciencia la única verdad sagrada, es que no hay verdades sagradas.
Carl Sagan
Sólo pensar en traicionar ya es una traición consumada.
Cesare Cantù
No soy el único que siente lo que yo siento. Creo que mucha gente puede verse reflejada en mi mierda, ya sean blancos o negros, eso no importa. Todo el mundo ha pasado por alguna mierda, ya sea drástica o no tan drástica.
Eminem
La imagen, en su simplicidad, no necesita un saber. Es propiedad de una conciencia ingenua.
Gaston Bachelard
Quien me quiera seguir, que me siga y quien me quiera acompañar, que me acompañe.
Juan Domingo Perón
Siempre Quise Ser Como Cyndi Lauper.
Lady Gaga
A veces, un suceso puede cambiarnos la vida en un abrir y cerrar de ojos, sin que nos demos cuenta. Remueve algo en nosotros de lo que no somos activamente conscientes, y esa inquietud se afianza en nuestro interior, hasta que un día explota en forma de ataque de pánico, y nos damos cuenta de que somos vulnerables, y no las rocas que creíamos ser.
Lena Valenti
Extrañamente, todos sobre-observamos a los victoriosos, y quienes merecen ser observados son aquellos que tramitan la adversidad.
Marcelo Bielsa
Si no puedes encontrar la paz dentro de ti mismo, nunca la encontrarás en ningún otro lugar.
Marvin Gaye
Un amante apasionado ama hasta los defectos de la persona a quien ama.
Molière
El pasado es un cadáver que debes sepultar.
Omar Jayam
Engañar a los hombres de uno en uno es bastante más difícil que engañarlos de mil en mil. Por eso el orador tiene menos mérito que el abogado o el curandero.
Santiago Rusiñol