Nunca he sido herido por lo que no he dicho.
Calvin Coolidge
Ten cuidado con lo que sueñas, no se vaya a hacer realidad.
Andreu Buenafuente
El tiempo cura las penas y las injurias porque todos cambiamos y dejamos de ser la misma persona; ni el ofensor ni el ofendido son el mismo.
Blaise Pascal
¡Yo soy la nieta negra de Cristóbal Colón!
Celia Cruz
¿Son ustedes felices? Imagínense que no hay mañana, la vida es hoy y hoy no existe.
Francis Picabia
El ocio es el padre de todos los vicios, y es el coronamiento de todas las virtudes.
Franz Kafka
¿Y si la hubiera juzgado con demasiada severidad? ¿Y si fuera su vida un simple rosario de horas, sencillo y extraño como la vida de un pájaro alegre a la mañana, inquieto por el día, cansado a la puesta del sol? ¿Y si fuera su corazón simple y voluntarioso como el de un pájaro?
James Joyce
Una persona inteligente se distingue de la que no lo es en que de vez en cuando deja de decir tonterías.
Jaume Perich
Cuando nací mis padres peleaban como gatos y perros. El país se preparaba para la guerra y mi padre, que quería un niño, me tuvo a mí.
Louise Bourgeois
Me encantan las mujeres. Son lo mejor que jamás se haya creado. Si quieren ser como los hombres y descender a nuestro nivel, está bien.
Mel Gibson
Cuando la arbitrariedad y la ilegalidad se atreven a levantar la cabeza con insolencia e impudicia, es siempre un signo seguro de que los llamados a defender la ley no han cumplido con su deber.
Rudolf von Jhering
Dejé que nadie moleste mi concentración, Incluso el hambre no me podía molestar.
Soichiro Honda
Pasó por delante de la vida tímidamente, como si le dijese el presentimiento que el menor contacto de esos dos mundos, el suyo y el de otros, sólo podía engendrar dolor.
Théophile Gautier
Verdaderamente tiemblo por mi patria cuando pienso que Dios existe.
Thomas Jefferson
La teología me divierte: la locura del espíritu humano se muestra allí en toda su plenitud.
Voltaire
Antes, los eruditos sabían chino y escribían una prosa correcta y armoniosa. La gente no habla así. Todos los días aparecen palabras nuevas, simpáticas como esas ratitas. Y, como a esas ratitas, no les importa lo que roen. Las palabras cambian con tanta rapidez que uno experimenta vértigo. Por eso su vida es muy breve, y aunque sobrevivan se vuelven obsoletas... Como las novelas que escribimos.
Yasunari Kawabata