Un pedante es un hombre educado más allá de las posibilidades de su inteligencia.
Brander Matthews
Para qué me curaste cuando estaba herido si hoy me dejas de nuevo el corazón partío.
Alejandro Sanz
Una colección de relatos, no una novela. Eso ya supone una decepción. Parece mermar la autoridad del libro, da la impresión de que la autora se queda a las puertas de la literatura en lugar de encontrarse acomodada dentro.
Alice Munro
Dijo el esqueleto Buda, la compasión es riqueza, dijo el esqueleto corporación, es mala para la salud.
Allen Ginsberg
Cuando los tambores hablan, las leyes callan.
Cicerón
Mi sangre canta en mis venas. ¿Tendrá siempre ese efecto sobre mí? ¿Y yo sobre él?
Erika Leonard
Nadie aprende a montar en bicicleta sin caerse por lo menos una vez. Lo mismo ocurre en la mayoría de actividades que podrian mejorar nuestra condición, al contrário de aquello que se cree habitualmente.
Gleb Gusev
Si le hubiera preguntado a la gente qué querían, me habrían dicho que un caballo más rápido.
Henry Ford
La oración es el cimiento del edificio espiritual. La oración es omnipotente.
Josemaría Escrivá de Balaguer
Unos cuerpos son como flores, otros como puñales, otros como cintas de agua; pero todos, temprano o tarde, serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden, convirtiendo por virtud del fuego a una piedra en un hombre.
Luis Cernuda
No hay nada más pesado que la comprensión. Ni siquiera el propio dolor es tan pesado como el dolor sentido por alguien, para alguien, multiplicado por la imaginación, prolongado en mil ecos.
Milan Kundera
Pensando tanto, diciendo nada, sintiendo cada mirada, minada por la costumbre, seca con la escasez por la sed de deseos que no se cumplen.
Nach
El secreto del éxito es ser dueño de nada, pero el control de todo.
Nelson Aldrich Rockefeller
Y una vez que se actúa desde el corazón, algo mágico sucede. Todo a su alrededor se contagia y habla en su mismo idioma.
Raimon Samsó
Estamos todas las islas gritándonos mentiras entre nosotras a través de mares de incomprensión.
Rudyard Kipling
Se apoyaron sus brazos sobre la mesa y la rubia cabeza se desplomó pesadamente sobre ellos. Una mirada más de eterna despedida y se cerró la puerta tras de mí. Había empezado a abrirse entre nosotros el inmenso abismo de la separación.
Wilkie Collins