¿Para qué la salida de emergencia a 10.000 metros de altura? Ilusión de seguridad.
Brad Pitt
Casandra acepta el principio del amor como mandato universal para cualquier ser humano digno de tal nombre. Amar es servir.
Alberto Assa
Cuando yo era chico, Fittipaldi fue mi héroe y ejemplo.
Ayrton Senna
Mirad dónde nos encontramos. ¿Qué ofensa le hemos hecho a Dios para merecer esto?
Chris Hemsworth
Fuente de alegría es la vida. Mas donde la chusma va a beber con los demás, todos los pozos quedan envenenados.
Friedrich Nietzsche
¡Oh, para qué tantas palabras!... Usted lo ama, sin duda... Sus miedos, sus terrores, todo eso es también amor y del más delicioso. El amor que uno no se confiesa.
Gastón Leroux
La sociedad viene a ser como un navío y todo el mundo debe contribuír a la buena dirección de su timón.
Henrik Ibsen
Vuela, dulce ángel mío, vuela por el cielo, vuela, dulce ángel mío, siempre estaré a tu lado.
Jimi Hendrix
Cuando fui a la escuela, me preguntaron qué quería ser cuando fuera grande, escribí feliz. Me dijeron que yo no entendía la pregunta. Les dije que no entendían la vida.
John Lennon
Ante la adversidad hay dos caminos: crecer o morir.
Jorge González Moore
El amor no es ciego, no es más que présbite. Pruébalo el hecho de que sólo comienza a distinguir los defectos cuando empieza a alejarse.
Miguel Zamacois
Una singularidad que distingue al tipo científico de adquisición de conocimiento del precientífico consiste en la mayor vinculación a las cosas y a la realidad del primero; consiste en que el primero ofrece a los hombres la posibilidad de distinguir a cada paso mejor que antes entre representaciones fantasiosas y representaciones ajustadas a la realidad.
Norbert Elias
Las leyes están para que el poderoso no pueda todo.
Ovidio
Las ideas se discuten y se combaten, no se encarcelan.
Pablo Milanés
Mi padre siempre representó al pueblo, especialmente a los fanáticos.
Roberto Clemente
Juro por Dios, juro por mis padres y juro por mi honor que no descansaré mientras viva hasta que haya liberado a mi patria.
Simón Bolívar