El filósofo escribe cosas que no entiendes, y luego te hace pensar que es tu culpa.
Boris Makaresko
Recuerda que puedes ser, todo lo que quieras llegar a ser.
Albert Espinosa
No hay civilización alguna sin estabilidad social. Y no hay estabilidad social sin estabilidad individual.
Aldous Huxley
No me siento feliz por esta victoria. Estaría alegre, hermano, si la obtuviera estando parado al lado suyo, puesto que nos une la misma sangre, la misma lengua y deseos.
Alejandro Magno
Hasta que el marido no entiende absolutamente todas las palabras que su mujer no ha dicho, no estará realmente casado.
Alfred Hitchcock
Todo cuanto ocurre en la guerra, lo hace mediante las fuerzas militares; allí donde se emplea una fuerza, es decir, hombres armados, la idea del combate tiene que prevalecer necesariamente por encima de todo.
Carl von Clausewitz
El interés por nuevas ciudades no es tanto llegar a conocerlas como escapar de otras anteriores.
David Trueba
Nosotros los metafísicos hemos santificado la realidad.
Giorgio de Chirico
Estoy harta de todo ese sin sentido de que la belleza está en el interior. Eso es muy adentro. ¿Qué es lo que quieres, un páncreas adorable?
Jean Kerr
El amor verdadero nace de los tiempos difíciles.
John Green
Si un niño tiene algo contra ti, te lo dice; sin embargo, los adultos mienten y te pretenden engañar.
Michael Jackson
La alegría es una emoción intensa y profunda, un sentimiento exaltante de plenitud experimentado por toda la conciencia; se puede comparar con la embriaguez, con el arrebato, con el éxtasis.
Michel Houellebecq
Salvo para los pocos que sean hijos de papá, las cosas se consiguen con esfuerzo. Hay que recuperar el espíritu del trabajo y el sacrificio. Con estas virtudes, todo es posible.
Miguel Ángel Revilla
La historia es nada más que los crímenes y desgracias de la raza humana.
Pierre Bayle
Lo llamativo es que ni siquiera somos conscientes de nuestra indigencia lógica.
Ricardo García Damborenea
El licor con aroma a enebro había volatilizado sus pensamientos; pensaba que la locura había inducido a este hombre a llamarse a sí mismo rey, y simultáneamente, que el reino lo había llevado a la locura.
Ursula K. Le Guin