Me opongo a que digan que soy un genio del ajedrez. Me considero un genio en general que, casualmente, juega al ajedrez. Es muy distinto. Miren a Kasparov: él es un genio del ajedrez. Fuera del tablero, en cambio, es un idiota.
Bobby Fischer
A menudo el que quiere consolar, ser cariñoso, etc. es en realidad el más feroz de los verdugos. Incluso en el afecto es necesario ser ante todo inteligente.
Antonio Gramsci
Aparta un amor viejo con un amor nuevo, como un clavo saca otro clavo.
Cicerón
Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos.
Confucio
Triste puedo estar solo: para estar alegre, necesito compañía.
Elbert Hubbard
Respetables señores y señoritas: Agradezco profundamente un obsequio que tanto me lisonjea, y puedo asegurar en mi nombre y en el de mis compañeros de peligro, que esta bandera así consagrada no vendrá abajo, sino cuando caiga el mástil o se sumerja la nave que la tremole!
Guillermo Brown
Lo que olvidamos de los animales es lo que empezamos a olvidar de nosotros mismos.
Jonathan Safran Foer
La verdadera religión no consiste solamente en palabras; hace falta demostrarla con obras.
Juan Bosco
Si aún no te gusta, está bien: Es por eso que soy el jefe. Sencillamente, sé más que tú.
Linus Torvalds
A mis soledades voy de mis soledades vengo, porque para andar conmigo me bastan mis pensamientos. (romance de El solitario)
Lope de Vega
Donde no hay justicia, misericordia ni benevolencia, no hay civilización.
Manuel González Prada
La mejor fuente de información son las personas que han prometido no contárselo a otros.
Marcel Mart
Mañana vamos a Bolivia. Decidimos participar en la Asamblea de la OEA para poner en su sitio a cierta burocracia internacional que se cree por encima de nuestros Estados.
Rafael Correa
Vive rápido, muere joven.
Sid Vicious
Nunca equivoques tu vida por culpa de los demás.
Toni García Arias
Ahora está bastante claro para mí que no hay esferas sólidas en los cielos, y las que han sido ideadas por los autores para salvar las apariencias, sólo existen en su imaginación, con el fin de permitir que la mente pueda concebir el movimiento que siguen los cuerpos celestes.
Tycho Brahe