Si usted es el gran árbol, nosotros somos el hacha pequeña dispuesta a cortarlo.
Bob Marley
Iré lejos, muy lejos de esta vida humillante de charlatanería y de engaño. Muy lejos de toda esa gente artificial; iré a la isla encantadora, a la vieja Maria Portalettere, a mastro Vincenzo y a Gioconda, a purificarme el alma en la casita blanca, encima del acantilado.
Axel Munthe
No hablo con nadie, monologo. Prerrogativa del beodo.
Carlos Ruiz Zafón
Casos singulares en diversos puntos de la tierra que llevan a un tipo superior: el superhombre.
Friedrich Nietzsche
Sólo te dicen esas cosas para ganarse el favor de tu señor padre -le dijo-. La verdad la encontrarás en el espejo, no en la lengua de los hombres.
George R. R. Martin
El posmodernismo no es más que un grado suplementario en la escala de la personalización del individuo dedicado al self-service narcisista y a combinaciones caleidoscópicas indiferentes.
Gilles Lipovetsky
Me pasé la vida imaginándote, no es momento para ser cobarde.
Gustavo Cerati
Heme aquí, solitario de mis inquietudes, en medio de esta hora del crepúsculo, en que mis pasos han hollado la tierra de la soledad y del silencio.
Henri de Régnier
No soporto al artista cuya principal motivación sea la provocación. Creo que los grandes provocadores lo son sin proponérselo.
Pedro Almodóvar
La conciencia a los culpados ahorca tan pronto y bien, que hay muy pocos que no estén dentro de su pecho ahorcados.
Ramón de Campoamor
He obrado por motivos humanitarios. Si volviesen a necesitarme para conseguir la liberación de alguien, no dudaría en actuar. Soy futbolista, no conocía la ley sobre los secuestros.
René Higuita
Estos franceses, ya lo decía el refrán de fuera vendrán que de casa te echaran.
Salvador Videgain
Virtuosa cosa es perdonar a quien se arrepiente.
Séneca
La gente no se sacrificará por la empresa. Deben trabajar en la empresa para divertirse. Ese sentimiento conducirá a la innovación.
Soichiro Honda
Quizá la chica no se acuerde de mí, aunque sé que me engaño: no se te olvida la cara de la persona que era tu última esperanza.
Suzanne Collins
Las revoluciones no se hacen: llegan.
Wendell Phillips