Estoy tan increíblemente cansado de otorgar respeto a un montón de delirios e ideas locas sólo porque se las considera religiones.
Björn Ulvaeus
De los males de la vida nos consolamos con la muerte, y de la muerte, con los males de la vida.
Arthur Schopenhauer
Hay veces que uno llega a avergonzarse de ser hombre.
Arturo Pérez-Reverte
En nuestra profesión de abogados, la buena fe es innecesaria... yo diría que es incluso nociva... Impide ver claro el interés del cliente.
Gastón Leroux
¿Por qué debemos aceptar los consejos del Papa sobre el sexo? Si él sabe algo al respecto, pues... ¡no debería!
George Bernard Shaw
Mientras la ciencia a descubrir no alcance las fuentes de la vida, y en el mar o en el cielo haya un abismo que al cálculo resista, mientras la humanidad siempre avanzando no sepa a dó camina, mientras haya un misterio para el hombre, ¡habrá poesía!
Gustavo Adolfo Bécquer
Dios ha puesto el trabajo por centinela de la virtud.
Homero
Todo aquel que accede al poder teme perderlo algún día, incluso los Jedi.
Ian McDiarmid
La finalidad de la guerra es el homicidio; sus instrumentos, el espionaje, la traición, la ruina de los habitantes, el saqueo y el robo para aprovisionar al ejército, el engaño y la mentira, llamadas astucias militares.
León Tolstói
En este momento, ¡yo le podía comer hasta 3 piezas diferentes!. Alo que Tahl contestó sonriente: Cierto, ¡pero sólo podía comerme una pieza en cada jugada!
Mijaíl Tal
... el odio nace cuando el príncipe roba y usurpa los bienes y las mujeres de sus súbditos, de lo cual tiene que abstenerse...
Nicolás Maquiavelo
Yo no soy católico, ni protestante, ni ateo. Soy librepensador.
Pancho Villa
No puedes obligarte a ti mismo a sentir algo que no sientes, pero si puedes obligarte a hacer el bien, a pesar de lo que sientes.
Pearl S. Buck
Si hubiese nacido en Brasil jugaría en la 'canarinha.
Raúl González Blanco
Trabajo y conquista de propiedad son el honor del campesino.
Rudolf von Jhering
Generalmente se quiere gozar de una muchacha como quien saborea una copa de champagne en el momento que espumea.
Søren Kierkegaard