Nada separa más a las generaciones que la música. En el momento en que un niño tiene ocho o nueve años, ha desarrollado una pasión por su propia música, que es incluso más fuerte que su pasión por la ropa rara y por su procrastinación.
Bill Cosby
Sólo duraré lo que dure mi organismo.
Alejandro Jodorowsky
¡Anda! ¡Parezco enterarnente un señorito! - Es verdad, replicó Goro; pero ten presente que los verdaderos señores se conocen más por el traje limpio que por el traje hermoso.
Carlo Collodi
Cuando un hombre dice que se hizo rico a través del trabajo duro, pregúntele: ¿Del de quién?
Don Marquis
¿No es humano el ir más allá de los límites, para crecer más allá de uno mismo, para luchar hacia la libertad?
Fernand Léger
Comprométete a cualquier cosa, pero siempre con tus valores fundamentales.
Howard Schultz
El PP y el PSOE deberíamos llevarnos mejor, entendernos más y que los minoritarios se queden el lugar que les corresponde, minoritarios. Pinten o no pinten en los títeres, porque en las urnas pintan poco.
José Bono
¡Salve, llama creadora del mundo, lengua ardiente de eterno saber, puro germen, principio fecundo, que encadenas la muerte a tus pies!
José de Espronceda
La obsesión de interés utilitario tiende progresivamente a enervar y empequeñecer en los corazones el sentimiento del derecho.
José Enrique Rodó
Creo que este trabajo es un acto de soledad absoluta, de corredor de fondo.
Manuel Vicent
La senectud nos traza más arrugas en el espíritu que en el rostro.
Michel de Montaigne
¡Son cornalitos, mi amor!
Moria Casán
Bien, Bean, lo que te he hecho este día, hecho está. Pero te observare, con más compasión de la que te imaginas, y cuando llegue el momento descubrirás que soy tu amigo, y tú el soldado que quieres ser.
Orson Scott Card
La única persona que necesitas en tu vida, es aquella que te demuestre que te necesita en la suya.
Oscar Wilde
Todo está bien si parece bien.
Pío Baroja
Venturoso o no, el amor auténtico se oculta; el pudor es la mitad de su poesía. Un amante es un iniciado; no elevará en el arroyo el ara ni el altar. No expondrá al escándalo las embriagueces de su victoria, ni la liquidación de sus desastres. Quizá sucumba en un rincón, mas no representará gratis, ante la tribu reunida, una escena vulgar de quinto acto.
Rafael Barrett