Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.
Bertolt Brecht
El plato del amor conyugal se queda pronto frío.
Allan Ramsay
No creo en el amor a primera vista, sólo creo en el amor extraño.
Annatell
¿Eres rico? No creas que tu felicidad consiste en los bienes que posees, sino en los beneficios que puedes dispensar con ellos.
Anónimo
Comer con las manos, no lo olvides. Y no soplar la comida. El lado derecho simboliza la suerte y el izquierdo la desgracia, por eso debes usar siempre la mano derecha para comer y para dar la mano.
Blanca Miosi
La mayoría de las personas prefieren confesar los pecados de los demás.
Graham Greene
Tengo la intención de vivir para siempre, o morir en el intento.
Groucho Marx
Mordemos algunas masas y observamos sin mucho entusiasmo el tubo de dentífrico que nos han obsequiado; es como si Margarita me adivinara el pensamiento, porque, apenas nos miramos a los ojos, sonreímos.
Isidoro Blaisten
El amor nace de nada y muere de todo.
Jean-Baptiste Alphonse Karr
Gobierna mejor quien gobierna menos.
Lao-Tse
Ser sexual es algo natural y que los hombres también pueden sentirse desamparados y vulnerables.
Louise Bourgeois
El suicidio está en la soledad de un escritor. Uno está solo incluso en su propia soledad. Siempre inconcebible. Siempre peligrosa. Si. Un precio que hay que pagar por haber osado salir y gritar.
Marguerite Duras
Lo que más me extraña de este mundo es la impotencia de la fuerza. De los dos poderes, fuerza e inteligencia, es siempre la fuerza la que acaba por ser vencida.
Napoleón Bonaparte
Hay que salir y gozar del buen tiempo: gargarismos musicales de los canarios; sombras de las figuras geométricas de Picasso que ensamblan en los cuerpos como una vida en otra vida; muchacha estilo Chagall, que se escarba las narices con el índice.
Pablo Palacio
El tiempo lo cura todo. El tiempo se lo lleva todo y al final sólo queda oscuridad.
Stephen King
La belleza de la ciudad era, ni más ni menos, la belleza de sus heridas.
Yukio Mishima