No te amarres a quienes no se alegran con tus éxitos.
Bernardo Stamateas
La tarea del arquitecto consiste en proporcionar a la vida una estructura más sensible.
Alvar Aalto
No puede haber semejante cosa, en las leyes o en la moralidad: Acciones prohibidas a un individuo y permitidas a una muchedumbre.
Ayn Rand
No soy una persona tan blanda y generosa como sería si el mundo no me hubiera cambiado.
Bobby Fischer
Velo desgastado libre cielo y brevemente nocturno en el ojo con párpado embriagado miente el vaso roto para siempre en tu mano libertad.
César Moro
En aquel mar del Japón, los días de verano son maravillosos. El cielo parece de laca, no hay nubes y el sol brilla de tal manera que el sextante de Acab tenía vidrios de colores para poder mirarlo.
Herman Melville
El sentido común es muy poco común.
Horace Greeley
Yo no soy quien quisiera ser. No soy el que debería ser. No soy el que mi mamá quería que fuese. Ni siquiera soy el que fui. Yo soy quien soy.
Jorge Bucay
Cada vez que me despierto mi boca vuelve a tu nombre como el marino a su puerto.
Jorge Guillén
El odio es mal consejero, enfermedad de inconscientes. Con no olvidar suficiente, para que no pase otra vez.
José Larralde
Si dios existiese no habría para él más que un sólo medio de servir a la libertad humana: dejar de existir.
Mijaíl Bakunin
Somos buenos en beber, tomar drogas, romperle la cara a la gente, destrozar bares y hoteles, y en ser deportados de otros países. Hay que tener cierta profesionalidad para estar en la mejor banda del mundo.
Noel Gallagher
No compre participación en el mercado. Averigüe cómo ganárselo.
Philip Kotler
La vida es principalmente una oxidación de la albúmina de las células, es de ahí de donde procede ese agradable calor animal, que a veces se siente en exceso. Sí, vivir es morir, no hay nada que añadir a eso, une destruction organique, como no sé qué francés, con su ligereza innata, bautizó a la vida.
Thomas Mann
Trata de no considerar inteligentes sólo a quienes piensan como tú.
Ugo Ojetti
Pasó un mes antes de que la gestalt de drogas y tensión en la que él se movía convirtiera aquellos ojos perpetuamente asustados en pozos de reflexiva necesidad. Vio cómo ella se fragmentaba, se quebraba como un iceberg, y cómo los trozos se alejaban a la deriva, y por último vio la necesidad cruda, la hambrienta armadura de la adicción.
William Gibson