¿Qué puedes hacerme? Quitarme la vida que... con decir que te la he dado se dice lo poco que vale.
Benito Pérez Galdós
La mayoría de la gente se avergüenza de la ropa raída y de los muebles destartalados, pero más debería ruborizarse de las ideas andrajosas y de las filosofías gastadas.
Albert Einstein
A la pregunta ¿Qué gente te gusta fotografiar? Mi respuesta es a las que quiero, a las que admiro, y a las que me odian.
Arnold Newman
Eludir el sufrimiento era lo más cercano a la felicidad que yo esperaba conocer.
Charlotte Brontë
Se preguntó si todas las personas, incluidos los locos, no eran más que un fragmento de alma en busca de amor.
Deepak Chopra
El lenguaje simbólico es un lenguaje en el que el mundo exterior constituye un símbolo del mundo interior, un símbolo que representa nuestra alma y nuestra mente.
Erich Fromm
(Que) manifestar la herida duele más que padecerla.
Francisco de Rojas Zorrilla
Jamás un poeta alemán supo que yo componía versos; yo vivía entre escritores, pero ninguno de ellos adivinó que yo tenía una lapicera que carecía de alas y que titubeaba trémula sobre el borde del nido.
Isabel de Rumania
El hablar de estas cosas y el tratar de comprender su naturaleza y, una vez comprendida, el tratar lentamente, humildemente, constantemente de expresar, de exprimir de nuevo, de la tierra grosera o de lo que la tierra produce, de la forma, del sonido y del color (que son las puertas de la cárcel del alma) una imagen de la belleza que hemos llegado a comprender: eso es el arte.
James Joyce
El hombre es más feliz, cuando sus propias acciones son argumentos y ejemplos de su virtud.
John Webster
Tan peligrosa es la mocedad por sus excesos como la vejez por sus ataques.
Juan Rulfo
Abrir un Oratorio es cerrar una prisión.
Leonardo Murialdo
El engaño y las mentiras rara vez son justificables.
Lola Kabuki
La ley natural es el principio y fuente de la civil; quien ignore la naturaleza, ignorará la política.
Montesquieu
Una empresa es claramente definida no por su pueblo o su historia, sino por sus productos.
Soichiro Honda
Tuve una vez en mis manos a uno de esos pájaros. Había muerto y caído a la tierra. Sus alas extendidas tenían el ancho de mis hombros, y el tamaño de su cuerpo no era mayor que el de mi dedo meñique. Pero esos pájaros no tienen patas. Duermen en el viento, y sólo caen a la tierra cuando mueren.
Tennessee Williams