En la esfera moral, la experiencia ha hecho más adeptos que los sermones, y la desgracia más cristianos que el catecismo.
Benito Pérez Galdós
Así como toda carencia es desgracia, toda desgracia es carencia.
Agustín de Hipona
Te dejaré una ilusión envuelta en una promesa de eterna pasión.
Alejandro Sanz
La mujer argentina ocupa cada vez más espacios merecidamente en la vida institucional y económica del país. En el Senado el 40 por ciento de las bancas son ocupadas por mujeres, y eso se nota en los debates, donde ya no solo lo importante son temas de economía, sino que ganaron espacio los temas de familia, minoridad, salud y educación.
Daniel Scioli
Prácticamente, se puede considerar anarquista a todo individuo que, a causa de su temperamento o de una reflexión seria y consciente, repudia toda autoridad o coerción externa, sea de orden gubernamental, ético, intelectual o económico.
Émile Armand
París bien vale una Misa.
Enrique IV
Días que se queman lentamente, conjuro antiguo, encantamiento, los dioses sostienen la balanza durante una hora titubeante.
Gottfried Benn
Nuestro deber es ser útiles no como quisiéramos, sino como podemos.
Henri-Frédéric Amiel
El deseo del hombre siempre es mentira; porque aunque se cumpla a medida de su esperanza, nunca llega al justo de lo que pensó.
Juan Rulfo
Como John Wayne, feo, fuerte y formal.
Loquillo
Las leyes de la conciencia, que nosotros juzgamos nacen de la naturaleza, nacen de la costumbre.
Michel de Montaigne
El medio mejor para hacer buenos a los niños es hacerlos felices.
Oscar Wilde
Símbolo pampeano y hombre verdadero, generoso guerrero, amor, coraje, ¡salvaje! gaucho, por decir mejor. Ropaje suelto de viento, protagonista de un cuento vencedor.
Ricardo Güiraldes
Yo respeto la ley, pero no me intimida.
Robert Downey Jr.
Yo no me muerdo la lengua, no me puedo quedar callado ante lo que me parece incorrecto. Para algunos eso es bueno y para otros no.
Romário
El amor se fatiga pero no se rinde; se le estrecha, pero no revienta, se le atemoriza, pero no se intranquiliza.
Tomás de Kempis