A otros, en cambio, Cristo los llama a seguirlo más de cerca en el sacerdocio o en la vida consagrada. Qué hermoso es saber que Jesús te busca, se fija en ti y con su voz inconfundible te dice también a ti: ¡Sígueme!
Benedicto XVI
Sólo cuando matemos a la ignorancia podremos unirnos como hermanos de clase.
Alex Pimentel
¡Mire si sabré estas cosas que yo me casé con tres!
Anónimo
Sobre la Argentina, el año 65 sentará reales la lucha de clases. Los mandones extranjeros enviarán y ordenarán mandones, pero la Argentina saldrá ilesa del mal.
Benjamín Solari Parravicini
Tú me diste paz en una vida de guerra.
Brad Pitt
Se estaba muriendo de una enfermedad no menos mortal que las que aparecen en un obituario; de una herida interior incurable: tenía destrozado el corazón.
Charles Maturin
Ésta es de pavo -murmuraba para sí- y ésta de pato silvestre y ésta de pichón. ¡Claro: cómo voy a morirme si me ponen plumas de pichón en las almohadas! Pero cuando me acueste, las tiraré.
Emily Brontë
¿No han notado que los abogados siempre sonríen más que el cliente?
George Carlin
La velocidad es la forma de éxtasis que la revolución técnica ha brindado al hombre.
Milan Kundera
Los problemas crecen para los famosos y no pasa nada, bañaran su culo en salsa rosa para ganar fama.
Nach
¿Saben cuál es la verdadera base del poder político? No las armas ni las tropas, sino la habilidad de hacer que los demás hagan lo que uno desea que hagan.
Philip K. Dick
Todo Estado castiga más severamente los delitos que amenazan su principio particular de vida, mientras que en los demás muestra no raramente una benignidad que contrasta de modo llamativo.
Rudolf von Jhering
Entre amigos todas las horas vuelan y es menester saborear cada instante, que la vida es corta y los años se nos desvanecen como sueños.
Santiago Posteguillo
La vida es felicidad, merécela.
Teresa de Calcuta
Siempre queremos oír algo aún peor que lo que hay en nosotros. Esa es la única razón de que escuchemos, de que nos sintamos impulsados a conversar.
Thomas Bernhard
Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita.
Vladimir Nabokov