Si una vida pudiera tener un tema central, y creo que toda vida valerosa lo tiene, el mío sería una religión, una obsesión o una manía, o todo ello expresado en una palabra: individualismo. Nací con esa obsesión y nunca he visto ni conozco hasta el momento una causa más válida, incomprendida, aparentemente desesperada y trágicamente necesitada.