Soy nicaragüense y me siento orgulloso de que en mis venas circule, más que cualquiera, la sangre india americana que por atavismo encierra el misterio de ser patriota leal y sincero.
Augusto César Sandino
La miseria mayor es la ignorancia.
Benito Pérez Galdós
Cristo no nos libera del sufrimiento, sino de sufrir inutilmente.
Charles Péguy
La cultura es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad.
Diógenes
Dios es mi fuente de provisión instantánea, constante y abundante.
Eric Butterworth
Ya no se dice que son "los de abajo" sino "los de fuera".
Ernesto Sabato
Lo que pasa con la gente que sufre es que ha sido abandonada de sí misma. Ha padecido el abandono de sus partes adultas; sus niños han quedado a la deriva, sin nadie que los contenga. Y han tenido que ir a buscar por ahí, a cualquier lado, ayuda, y más que ayuda, dependencia.
Jorge Bucay
Gatos haciendo el amor en el templo. La gente culparía a un hombre y una mujer por aparearse en tal lugar.
Kawai Chigetsu
Huye de los preceptos de los especuladores cuyas razones no están confirmadas por la experiencia.
Leonardo da Vinci
No permitamos que el miedo anule nuestra voluntad. El mejor antídoto contra el miedo es la ilusión; el mejor estímulo, la confianza.
María Jesús Álava Reyes
Un filósofo es el hombre en quien la intimidad se eleva a categoría racional; sus conflictos sentimentales, su encuentro con el mundo, se resuelve y se transforma en una teoría.
María Zambrano
Muéstrame un jugador y yo te mostraré un perdedor, muéstrame un héroe y te mostraré un cadáver.
Mario Puzo
Los que tienen poco negocio que atender son buenos charlatanes, los intelectuales y los ocupados hablan menos.
Montesquieu
Si ellos pueden hacer penicilina de pan con moho, seguro que puede hacer algo de ti. -Ali aconsejando a los estudiantes universitarios con problemas.
Muhammad Ali
El amor es arriesgado, pero siempre ha sido así. Hace millares de años que las personas se buscan y se encuentran.
Paulo Coelho
Para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada al cielo, un grito de agradecimiento y de amor en las penas como en las alegrías.
Teresa de Jesús