Qué bello nombre es tu nombre, Uruguay. Nombre para la fruta jugosa de la Patria. Alto nombre apretado de fuerza y de pureza como la luz y el aire que posa entre los árboles. ¡Qué bello nombre es tu nombre, Uruguay!
Atahualpa Yupanqui
¿A quién quieres llevarte tú por delante?
Alberto Chicote
La noción de las causas son la clave ideal para organizar el conocimiento.
Aristóteles
Nadie puede pedir perdón por la historia. Ésta es la que es y somos hijos de ella.
Arturo Pérez-Reverte
¿Qué sería de nuestras tragedias si un insecto nos presentara las suyas?
Emil Cioran
Resignarse es una cobardía, es el sentimiento que justifica el abandono de aquello por lo cual vale la pena luchar, es, de alguna manera, una indignidad.
Ernesto Sabato
Comencemos, pues, en Chile, declarando nuestra Independencia. Tiempo es que las provincias revolucionadas establezcan de una vez lo que ha de ser siempre: La Independencia que les librará del título de rebeldes que le dan sus agresores.
José Miguel Carrera
Voy a superar esto. Me voy a enfrentar con esto ahora mismo. Es sólo una sombra en mi mente y, por supuesto, no estoy dispuesto a darle poder a una sombra.
Joseph Murphy
El sexo es como una partida de póquer: si no tienes una buena pareja, más vale que tengas una buena mano.
Mae West
Tengo la sabiduría del condenado a muerte: No tengo cosas que me posean.
Mahmud Darwish
El sino de nuestra época está caracterizado por la racionalización y la intelectualización y, sobre todo, por el desencanto del mundo.
Max Weber
Pon estos principios en tu corazón para entrenarse en el camino de la estrategia. Si no miras las cosas desde una amplia perspectiva será difícil que llegues a ser un experto en la estrategia.
Miyamoto Musashi
Tengo gustos simples. Me satisfago con lo mejor.
Oscar Wilde
En el bunquer de tu cuerpo aún no escucho caer las bombas.
Pablo Hasél
El amor y el sexo, como tantas otras cosas, son como la Luna, que si no está creciendo es que está menguando.
Ramón Cerdá
Él me rodea con un brazo automáticamente, y yo me siento como si estuviera de nuevo en la cueva, acurrucada a su lado, intentando entrar en calor.
Suzanne Collins