Sobre España: este paraje ingrato, envidioso y miserable, históricamente enfermo. De esta ruin madrastra y sus turbios, desvergonzados, impunes secuaces.
Arturo Pérez-Reverte
Quien carece de vicios, carece de virtudes.
Abraham Lincoln
El vagabundo que está llamando a tu puerta tiene puestas las ropas que tú llevaste una vez.
Bob Dylan
Sara, Sara, donde quiera que viajemos nunca estamos separados. Sara, oh Sara, hermosa dama, tan querida por mi corazón.
Guardaos de aquellas ideas que llenan la memoria sin que produzcan otras nuevas ideas, como las fechas.
Carlo Dossi
Con el decreto sobre la libertad de cultos, la Iglesia mexicana ha sido rebajada a la condición de esclava del derecho público.
Fernando del Paso
Cuando sientes que la mano de la muerte se posa sobre el hombro, la vida se ve iluminada de otra manera y descubres en ti misma cosas maravillosas que apenas sospechabas.
Isabel Allende
Piense por la derecha.
Jaume Perich
Las reglas de las mayúsculas son muy injustas con las palabras que están en medio.
John Green
El otro día vi un lío por la calle de mucha gente por la calle, en el que había gente muy variada... Estaban los de IU, que no se pierden ni una, y estaba parece ser lo que queda del PSOE, que debe ser bastante poco porque la cosa no era muy brillante... A lo mejor darse un paseito por las calles es muy divertido, o ponerse detrás de una pancarta aunque te dé igual lo que diga.
José María Aznar
El gobierno peor es el que ejerce la tiranía en nombre de las leyes.
Montesquieu
Y si la vida es un instante hoy quiero olvidar que existo... quiero escapar a mi desierto sin ser visto, salir de este círculo, volar a otro lugar quedarme quieto, allí la soledad es mi amuleto.
Nach
Seas parco en elogiar, y más parco todavía en vituperar.
Séneca
Dormí en castillos y me enamoré porque me enseñaron a soñar.
Taylor Swift
¿Qué es el amor? Es ser dos, sin dejar de ser uno: un hombre y una mujer que se funden en un ángel, que es el cielo.
Victor Hugo
¡Ay madre! Cuando estemos satisfechos de comer, de hablar, de reírnos y maravillarnos, nos vamos cada uno a lo nuestro: yo a mi cama, donde distraído abro la esclusa intemporal del sueño, tú a tu tumba, donde susurra la hierba familiarmente con su voz de tiniebla y eternidad.
William Heinesen