Quieren que me haga diferente. Y sin ellos hacerse diferentes y sin nada hacerse diferente. ¿Y de qué me haría diferente?
Antonio Porchia
No existe la guerra inevitable. Si llega, es por fallo del hombre.
Andrew Bonar Law
En literatura, el tiempo es un naufragio en el que Dios reconoce a los suyos.
Arturo Pérez-Reverte
Evitad las menudas superfluidades, porque por una rendija puede naufragar un navío.
Benjamin Franklin
Hoy es el mañana por el que te preocupabas ayer.
Dale Carnegie
No tengo vicios confesables. Sí, soy adicta a ir al cine, a ver películas y a leer. Me gusta muchísimo hacer deporte: esquiar, patinar, el yoga, montar a caballo..
Elsa Pataky
Para hacer el amor, allí estaba tu madre y el amor era el beso de otro mundo en la frente, con que se reanima a los enfermos, una lectura a media voz, la nostalgia de nadie y nada que nos da la música.
Enrique Lihn
Piensa antes de decir algo que hace daño a otra persona. Puede parecer como que están bien, pero no lo son. Las palabras son más poderosas de lo que crees.
Justin Bieber
La integridad personal es como una espada: no debería blandirse hasta el momento de ponerla a prueba.
Ken Follett
De mis obsesiones no me preocupo. ¿Por qué crece la hierba en el jardín? Porque está abonado para eso.
Luis Buñuel
Podría llamarse esperanza. O desesperación.
Margaret Atwood
Crepúsculo matinal. El hocico de la rana exhala la luna.
Masaoka Shiki
Mucha parte de la verdad está por descubrir.
Séneca
Disimular es extender un velo compuesto de tinieblas honestas, del cual no se forma lo falso sino que se da un cierto descanso a lo verdadero.
Umberto Eco
En el servicio a una causa o en el amor a una persona, se realiza el hombre a sí mismo. Cuanto más sale al encuentro de su tarea, cuanto más se entrega a su compañero, tanto más es él mismo hombre, y tanto más es sí mismo.
Viktor Frankl
Durante la cacería humana de mayo cercaron las calles con la profesionalidad de los SS de pura raza. Andaban a zancadas con sus elegantes uniformes, dando grandes y destempladas voces a imitación de los alemanes, y golpeando a la gente con las porras de caucho.
Wladyslaw Szpilman