Mediante la lectura nos hacemos contemporáneos de todos los hombres y ciudadanos de todos los países.
Antoine Houdar de la Motte
El que antes de su muerte ha plantado un árbol, no ha vivido inútilmente.
Anónimo
No debe dejarse un solo instante de abogar por la unión y el mejor entendimiento de los hombres, a fin de que las diferencias se subsanen y prime siempre sobre las conciencias el espíritu de concordia y de razón, tan indispensable para la paz humana.
Carlos Bernardo González Pecotche
Es un hecho que no protestamos más cuando somos más desgraciados, sino cuando tenemos más esperanzas de que nuestras protestas sirvan de algo. Protestamos más cuando nos sentimos aceptados y queridos.
Carlos González
Rebasar los límites no es un defecto menor que no alcanzarlos.
Confucio
¿Por qué llorar mi muerte si mi vida era un erial de espinas y de abrojos?
Estanislao del Campo
Perseverar en el cumplimiento de su deber y guardar silencio es la mejor respuesta a la calumnia.
George Washington
La guerra deja ardua herencia de guerras.
Guglielmo Ferrero
Tratar de averiguar su propia valía se asemejaba a calibrar una sustancia sin disponer de una unidad de medida.
Haruki Murakami
Yo tampoco se vivir, estoy improvisando.
Kase.O
La música da alma al universo, alas a la mente, vuelos a la imaginación, consuelo a la tristeza y vida y alegría a todas las cosas.
Platón
Creo que los arquitectos deberían convertirse en algo mucho más político, más antropológico y más económico.
Rem Koolhaas
Afortunadamente todavía los científicos todavía no han podido dividir el electrón, desgraciadamente lo intentan, y al fin lo lograrán. Eso sí será más grave. Cuando lo logren, la destrucción será pavorosa y alcanzará hasta el mundo mental, entonces el terror infinito reinará soberano en el planeta Tierra.
Samael Aun Weor
No deseo conversar con un hombre que haya escrito más de lo que ha leído.
Samuel Johnson
Nada me inspira más veneración y asombro que un anciano que sabe cambiar de opinión.
Santiago Ramón y Cajal
La abeja laboriosa no tiene tiempo para la tristeza.
William Blake