Frase de Antero de Quental

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¡Oh, la Historial ¡La Penélope sombría que pasa las noches destejiendo la tela que durante todo el día urdieron sus manos!... - Antero de Quental

¡Oh, la Historial ¡La Penélope sombría que pasa las noches destejiendo la tela que durante todo el día urdieron sus manos!

Antero de Quental

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La casualidad es quizá el seudónimo de Dios, cuando no quiere firmar.

Anatole France

Sería mucho mejor país si las mujeres no votaran. Eso es un hecho. En cada elección presidencial desde 1950 -menos la de Goldwater en el 64- los Republicanos habrían ganado si sólo los hombres hubieran votado.

Ann Coulter

Yo ato mucho cabos o cuerdas.

Belen Esteban

Reírse con otro es el mayor síntoma de amor.

Carmen Martín Gaite

Las preguntas no cambian la verdad. Pero le dan movimiento.

Giannina Braschi

Cuando me preguntan: "¿Por qué la Iglesia católica?", la respuesta capital, aunque resulte un poco elíptica, es "para liberarme de mis pecados", ya que no existe ninguna otra religión que realmente pueda librar a la persona de sus pecados.

Gilbert Keith Chesterton

Aparece en cualquier momento como Baldassi.

Héctor Veira

Sólo fuimos capaces de reconocer el paraíso como tal, cuando nos arrojaron de él.

Hermann Hesse

Señores jueces, quiero utilizar una frase que pertenece ya a todo el pueblo argentino: nunca más.

Julio Strassera

Si la montaña viene hacia ti. ¡Corre! Es un derrumbe.

Les Luthiers

Cuando todos gritan, Névolo, sólo entonces hablas y te crees un defensor y un abogado. De esta forma cualquiera es elocuente. Mira, ahora están todos callados. Névolo, di tu algo.

Marcial

¿Hay algo que... Esto... Prefieres que la policía no encuentre? -No. -O sea, a mí me da igual, pero en Los Ángeles todo el mundo tiene algún que otro mal hábito, o si no, no estaríamos aquí...-No, Lisa -dijo Evans-. No tomo drogas, si es eso lo que quieres decir.

Michael Crichton

Nada debe creerse de lo que dice un ánimo irritado.

Publilio Siro

El que se vanagloria de su linaje, alaba lo ajeno.

Séneca

¡Oh Señor y verdadero Dios mío! Quien no os conoce, no os ama.

Teresa de Jesús