Quien en casarse acierta, en nada yerra.
Anónimo
¿De qué sirven las alas al que está sujeto con cadenas de hierro? Sólo para desesperarse aún más.
Adelbert von Chamisso
En la España alucinada de todos estos años la comunicación sobre las cosas ha sido mucho más importante que las cosas mismas, hasta el punto de que ya no se podía distinguir entre un hecho real y lo que se llamaba su impacto mediático.
Antonio Muñoz Molina
¿Qué es la poesía? No es la realidad, pero la realidad... Es un sueño que se despierta.
August Strindberg
El sexo es comunicación. Es dar placer a otra persona para generar placer en nosotros mismos.
Dalmiro Sáenz
Haber estado en un naufragio o en una batalla es algo bello y glorioso; lo peor es que hubo que estar allí para estar allí.
Fernando Pessoa
Civil o religioso, la certificación del matrimonio reduce tu maravillosa relación a un contrato de negocios (entre las partes, entre estas y el gobierno o entre las partes, el gobierno y el señor Dios).
Frank Zappa
Luchar contra los instintos es la fórmula de la decadencia, mientras que, en la vida ascendente, felicidad e instinto son idénticos.
Friedrich Nietzsche
La muchedumbre del pueblo alborotado nunca se sabe templar; o temen o espantan, y proceden en sus cosas desapoderadamente.
Juan de Mariana
He abandonado la pesca el día en que me di cuenta que al capturarlos, los pescados no saltaban de alegría.
Louis de Funès
Los seres humanos, divisores del átomo, paseantes de la luna, rondadores, componedores de sonetos, quieren ser dioses, pero son animales, con un cuerpo que un día perteneció a un pez.
Martin Amis
La libertad es el oxígeno del alma.
Moshe Dayan
No hemos alejado de nuestras mentes la idea de la guerra. En política la conciliación es tan importante como el rearme.
Neville Chamberlain
Nuestros temores son más numerosos que nuestros peligros, y sufrimos mucho más al sentir temor que en la realidad.
Séneca
Cuanto más viejo me hago, más sexy soy.
Shaquille O'Neal
Si algún arte conozco es el de saber renunciar, pues no lamento que, de mil páginas escritas, ochocientas vayan a parar a la papelera y sólo doscientas se conserven como quintaesencia.
Stefan Zweig