Estoy dispuesto a reconocer la superioridad de la mujer con tal de no admitir su igualdad con los hombres.
Anónimo
Un presidente no puede decir que conoce bien lo que está pasando, porque ve los atascos de tráfico desde el helicóptero.
Adolfo Suárez
Bienaventurados los que se ríen de sí mismos, porque ellos nunca pararán de divertirse.
A la señora de enfrente se le ha muerto el marido, el matrimonio es la trampa, yo no me caso por eso.
Un deseo profundo vive en mí: ser un día el rostro de una sombra sin imagen alguna, y sin historia. Ser solamente el eco de un canto apenas acorde que señala a sus hermanos. La libertad del espíritu.
Atahualpa Yupanqui
Estamos al final de nuestra labor; toda la instrucción necesaria te ha sido dada y ahora debes detenerte, volver la vista y reconsiderar tus pasos.
Carlos Castaneda
La crianza de los hijos es asunto resbaladizo; se consigue un éxito plagado de disputas y desvelos o un fracaso que no es superable por ningún otro dolor.
Demócrito
En todos los cafés hay, o un televisor, o un aparato de música a todo volumen. Me pregunto si la gente se da cuenta del daño que le hace el ruido, o es que se los ha convencido de lo avanzado que es hablar a los gritos.
Ernesto Sabato
Proteger al individuo contra sí mismo cuando este no lo solicita es un abuso tiránico.
Fernando Savater
Por nadie será el marido vengado mejor que por el amante de su mujer.
Honoré de Balzac
Si alguien obstruye a la verdadera justicia, te le acercas por atrás y le clavas un puñal en el corazón.
Liam Neeson
Nada es más lento que el verdadero nacimiento de un hombre.
Marguerite Yourcenar
Me sigue produciendo estupor que haya personas, seres humanos como nosotros, que sean capaces de, con absoluta consciencia y de forma deliberada, hacer daño de forma continua y sistemática. Sobre todo cuando además consiguen que la persona se haya convertido en un ser débil, muy vulnerable.
María José Rodríguez de Armenta
Aunque pudiera hacerme temible, preferiría hacerme amable.
Michel de Montaigne
Hay algo amenazante en un silencio demasiado grande.
Sófocles
¡El amor! Es el grillete de la libertad del espíritu: ¡Su esclavizador! Y muy traicionero.
Taylor Caldwell