¡Yo desdeño la riqueza, pues no puedo adquirirla! ¡Además, soy muy feliz sin ella y no pienso envejecer!
Anónimo
¿Qué es un rebelde? Un hombre que dice no.
Albert Camus
Duermo con el televisor encendido. Me despierto dos o tres veces para ir al lavabo. Miro la televisión y me despierto a las siete y media. Sigo mirando la televisión.
Andy Warhol
Librarse de las necedades comunes es cordura bien especial.
Baltasar Gracián
Sólo el infortunio puede convertir un corazón de roca en un corazón humano.
François Fénelon
Observé que, por definición, los críticos no tienen imaginación y es normal. Un crítico demasiado imaginativo ya no podría ser objetivo. Precisamente la ausencia de esa imaginación es lo que les hace preferir las obras muy sobrias, muy desnudas, las que les dan la sensación de que podrían ser casi sus autores.
François Truffaut
Personalmente no tengo ninguna duda de que a los historiadores de la ciencia del futuro les resultará misterioso que una teoría que puede considerarse impresentable, haya llegado a ser tan ampliamente admitida.
Fred Hoyle
¿Voy a ser bueno a los 28 años acá?
Gastón Gaudio
El rejuvenecimiento del espíritu no es un simple retorno a la misma figura; es una purificación y elaboración de sí mismo.
Georg Wilhelm Friedrich Hegel
Es muy difícil derrotar a un programa de investigación que esté defendido por científicos imaginativos y de talento.
Imre Lakatos
Cuando me preguntan por mi trabajo les digo que solo pego con Cinta Hiladora las roturas del papel del mundo.
Johny Luckes
El que nunca vive el momento, no vive nunca. ¿Qué haces tú?
Jostein Gaarder
Mientras que uno de cada cinco habitantes de nuestro planeta viva en la pobreza absoluta, no puede haber estabilidad verdadera en el mundo.
Kofi Annan
A mi no me impresiona nadie con el precio, pero sí con los resultados.
María Félix
He descubierto que no hay forma más segura de saber si amas u odias a alguien que hacer un viaje con él.
Mark Twain
Hay mujeres audaces y generosas que suben al tranvía dejando una pierna al acaso, como simiente de alegres piernas en el vivero de las paradas.
Ramón Gómez de la Serna