Yo soy un fan de Valentino, eso que nadie lo dude. A Valentino le debemos todos mucho. Ha hecho grande mundialmente el motociclismo... Si en algo se parece a mí es en que Valentino representa lo que yo intentaba ser.
Ángel Nieto
Un director tiene que buscar desafíos, ser creativo, casi rozar la locura y, sobre todo, ser muy práctico.
Alejandro Amenábar
Pero no se asemejaba a un profeta, se asemejaba a un mendigo recogido por caridad en un asilo, a uno de esos que se arrastran por la avenida y duermen, cubiertos de periódicos, dentro de embalajes de cartón.
António Lobo Antunes
En toda Varsovia debía suceder lo mismo. Imaginaba a toda una ciudad murmurando letanías, como si estuviesen camino al purgatorio. Ideas que aprendí en el catecismo.
Blanca Miosi
Lo que es afirmado sin prueba puede ser negado sin prueba.
Euclides
La Ambición, la Presunción, la Temeridad, la Opresión, la Tiranía y otras compañeras y servidoras de estas diosas no es preciso que se las lleve consigo allí donde sería necesario que estuvieran todas ociosas por no haber campo suficiente para ellas.
Giordano Bruno
El niño no puede adquirir un juicio sano más que estando continuamente ejercitado a formarlo y a probarlo prácticamente.
John Dewey
Cuando los políticos no tienen la capacidad de gobernar, crean las comisiones.
Konrad Adenauer
La moderación es la mejor virtud para gobernar a los hombres y servir al cielo.
Lao-Tse
Pero el día en que el último de ellos se te vaya a vivir al País de los Trastos Viejos y te abandone aquí. Yo sí, yo seguiré sirviéndote... lo que me quede de vida Tu Nuevo Humidificador.
Nacho Vegas
¡Pobre de mí! El amor no se cura con hierbas.
Ovidio
Más que en el ser amado, la causa del amor está en el que ama.
Ramón de Campoamor
No te conformes con el qué, sino que logra saber el porqué y el cómo.
Robert Baden-Powell
Algunos dicen que el trabajo duro no ha matado a nadie, pero yo me digo ¿Por qué arriesgarse?
Ronald Reagan
No deshonres el nombre santo de amigo, dándolo a un hombre de poca o ninguna virtud.
Silvio Pellico
Comprendió que el regalo perfecto era justamente eso: el presente.
Spencer Johnson