En presencia de la ruina espiritual de España hay que ponerse una piedra en el sitio donde está el corazón y hay que arrojar aunque sea un millón de españoles a los lobos, si no queremos arrojarnos todos a los puercos.
Ángel Ganivet
Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia.
Ana Moreno
Allí donde huele a mierda, huele a ser.
Antonin Artaud
No permitiré que ningún hombre reduzca y degrade mi alma haciéndome que lo odie.
Booker T. Washington
Todo es posible, sólo yo imposible. El mar desborda de peces. Hay hombres que andan en el mar como si caminasen por la calle.
Carlos Drummond de Andrade
Viví mi vida teniendo por sentado que todo lo que no me gustaba tendría un contrario, algo que si me gustara.
Coco Chanel
Quien deja vivo al ofendido, ha de temer siempre a la venganza.
Francisco de Quevedo
Quienes tratan de lograr el descanso de la contemplación tienen que entrenarse antes en el estadio de la vida activa; de este modo, liberados de los residuos del pecado, serán capaces de presentar ese corazón puro que permite ver a Dios.
Isidoro de Sevilla
Si no te gusta lo que se dice, cambia el tema de conversación.
Jon Hamm
Estudio mucho a la mujer desde años atrás y cada día desespero más de sentir alguna vez como ella siente, de sentir siquiera por un instante una de esas emociones de gracia con respecto a sí mismas o al vivir de otros o de desesperación absoluta, que el hombre no conoce. ¿Cómo será ser mujer?
Macedonio Fernández
Futuro esperanzador para todos.
Malala Yousafzai
Es tan fácil hacer sufrir a un ser que nos ama, tan fácil, que ni siquiera puede ser divertido.
Maurice Béjart
Me siento muy preparado para ser presidente.
Mauricio Macri
El ser humano tiene dos grandes problemas: el primero es saber cuándo comenzar, el segundo es saber cuándo parar.
Paulo Coelho
La erudición oportuna que tanto nos seduce en ciertos amenísimos conversadores, no es, a menudo, sino el arte sutil de llevar al interlocutor al terreno de recientes lecturas.
Santiago Ramón y Cajal
Lo más prudente que acaso hay es hacerse a sí mismo su propio confidente.
Stendhal