El verdadero mal de la vejez no es el debilitamiento del cuerpo sino la indiferencia del alma.
André Maurois
Es un gran pecado privarse de un placer.
François Bernier
Un ojo del amo ve más que diez de los criados.
George Herbert
Me admiró la gran diversidad de deseos y objetivos que pretende alcanzar el ser humano.
Haruki Murakami
Si la suerte nos fuere adversa, nos quedará a lo menos el consuelo de haber hecho nuestro deber. Si nos fuere favorable, quitaremos de sobre nosotros este peso, esta carga insufrible de la ofensa, al mismo tiempo que nos restituiremos en medio de la libertad, y de la paz, precursores necesarios de la civilización, sin las cuales en vano la, pretenderíamos.
Juan Montalvo
¿No ves que no tengo amor y me hiela el menor frío?
Juan Ruiz de Alarcón
No pierdas de vista el horizonte.
Keira Knightley
Tal vez sea ése el castigo reservado a los duros de corazón: comprenderlo todo cuando ya nada se puede hacer.
Khaled Hosseini
Las pomposas palabras y los recónditos misterios de la política son como los prestigios de la fantasmagoría, que sólo engaña a los espectadores candorosos. Puede aplicarse a muchos hombres políticos lo que Catón decía de los augures romanos: No pueden mirarse sin reírse.
Leopoldo Augusto de Cueto
Llame usted al banco Hispanoamericano y dígale al director que no cierre y que se espere.
Manuel Ruiz de Lopera
Nada es más difícil que aceptar uno mismo.
Max Frisch
Tierna mujercita sumergida en las aguas de mi brazo torrencial beso mucha lluvia en tu sonrisa hay un arco iris tierno y precoz en el abanico de tu pestaña gris.
Miguel Cantilo
Vamos aclarando el panorama, que hay pingüinos en la cama, por el hielo que provocas, si hace más de un mes que no me tocas, ni te dejas sobornar por este beso escurridizo, que busca el cielo y encuentra el piso.
Ricardo Arjona
El día que tu vida personal esté destruida, es tiempo de un ascenso.
Stanley Tucci
Los hombres están hechos de tal modo que quieren desde luego cometer el mal pero no quieren que se lo prediquen.
Voltaire
En general, el divorcio sólo tiene lugar cuando no lo quiere uno de los cónyuges.
Yukio Mishima