Nuestra naturaleza humana nos hace pensar razonablemente y actuar insensatamente.
Anatole France
La belleza es una necesidad de los mediocres.
Arnold Schönberg
Quisiera que mi última memoria fuese la de aquel amanecer en la playa y descubrir que todo este tiempo no ha sido más que una larga pesadilla.
Carlos Ruiz Zafón
Proteger el trabajo es enjugar lágrimas, consolar dolores, arrancar víctimas al vicio, al crimen y a la muerte.
Concepción Arenal
Trata a un hombre tal como es, y seguirá siendo lo que es; trátalo como puede y debe ser, y se convertirá en lo que puede y debe ser.
Goethe
En una historia, el yo debe escapar a la fantasía para hallar el mundo de verdad que desea. En la otra, no se exige ningún escape. Tiene el mundo que desea, el único mundo que conoce realmente, y el único que considera deseable para satisfacer una vida eterna.
Harlan Ellison
Con esperanza, sin esperanzas y aun contra toda esperanza, la razón es sin embargo nuestro único asidero, por lo que la filosofía no puede renunciar sin traicionarse a la meditación en torno a la razón.
Javier Muguerza
La originalidad es la única cosa cuya utilidad no pueden comprender los espíritus vulgares.
John Stuart Mill
Es tan astronómico el número de instantes que componen la vida humana que, independientemente de nuestra edad, cuanto más presentes nos hallemos, más rica será nuestra vida.
Jon Kabat-Zinn
Una sociedad que aísla a sus jóvenes, corta sus amarras: está condenada a desangrarse.
Kofi Annan
Si hicimos treinta tendremos que hacer treinta y uno.
León X
Las verdades simples y perdurables son siempre una guia.
Louis Kahn
Apuro su recuerdo hasta el fondo del éxtasis, y laten en el pecho los colores lejanos de sus ojos.
Manuel Maples Arce
El llevar una serie a un punto donde te fuerza a utilizar un 100% de tu habilidad momentánea es el factor aislado más importante a la hora de incrementar el tamaño y la fuerza.
Mike Mentzer
Cuando los que fueron hermanos me traicionen.
Pablo Hasél
Dueños de sus destinos son los hombres. La culpa, querido Bruto, no está en las estrellas, sino en nuestros vicios.
William Shakespeare